Todo el mundo está comiendo y hablando. Pedro está en una profunda conversación sobre mi cabeza con mi padre, continúo comiendo mi patata y escuchando a Vanesa decirle a mamá acerca de su día en la empresa. Observo cómo los ojos de mamá se estrechan en el plato limpio y vacío de Pedro. Él no ha tocado nada de su comida y sé que ella va a…
―¿No tienes hambre, Pedro?
Mierda. Puedo ver sus prejuiciosos ojos mirándolo, esperando simplemente a que él haga o diga algo malo.
―No, señora ―responde cortésmente, sonriendo ampliamente―Estoy en una dieta estricta.
Vanesa mira con simpatía hacia mi desde debajo de su ceño. Entiende cómo de obsesiva es mi mamá sobre la comida. Si estás en su casa, es mejor comer su comida, incluso si estás lleno.
―No es una gran cosa, mamá ―le aseguro―Pedro tiene que hacer ciertas cosas y comer ciertas cosas por el bien de su carrera. No se trata de tu comida. Tu comida es deliciosa.
a medida que regresa a su conversación con Vanesa.
―Tu mamá es intensa ―murmura Pedro hacia mí y asiento.
―Ese es el eufemismo del siglo.
Tan pronto como la comida es devorada, todos saltamos a nuestros pies y decimos adiós. Mamá y papá nos acompañan a la puerta, estrechando manos y dando abrazos. No me pierdo la forma en que papá se queda mirando a Pedro con tanto orgullo y adoración, eso trae una sonrisa a mi cara.
―Se cuidadosa, por favor ―dice mamá, besando mi mejilla.
―Siempre lo soy.
Asiente con sequedad a Pedro y salimos al porche. Él enlaza sus dedos con los míos y me lleva por el camino de gravilla. Echo un vistazo a nuestras manos, confundida.
―¿Qué estás haciendo? ―pregunto.
Me sonríe, sus ojos brillando con diversión.
―Creo que esto se llama sostenerse de la mano. La gente lo hace cuando están interesados en otra persona, o cuando quieren molestar a la madre de alguien.
Me ahogo con una risa.
―¿Y cuál de esas es?
Se detiene y mira de nuevo a la casa. Sigo su línea de visión y veo a mamá mirando a través de las cortinas hacia nosotros, observando como un halcón. Niego hacia ella, pero no desaparece. Rodando los ojos, miro de nuevo a Pedro. Está sonriendo diabólicamente hacia mí y se para más cerca,agarrando mi cintura.
―Pedro, no… ―Pero es demasiado tarde. Él ya ha presionado sus deliciosos labios llenos a los míos.
Su lengua se desliza a través de mis labios y abro mi boca,sin darle un segundo pensamiento. Me besa duro y apasionado antes de que sus dientes pellizquen mi labio inferior, dejándolo hormigueando mientras retrocede.
Sus ojos buscan los míos con un brillo satisfecho.
―¿Por qué hiciste eso? ―me quejo sin aliento, sabiendo muy bien que mamá usará eso en su contra más tarde.
Sus ojos buscan los míos con un brillo satisfecho.
―¿Por qué hiciste eso? ―me quejo sin aliento, sabiendo muy bien que mamá usará eso en su contra más tarde.
―Tú mamá ya piensa que soy malo para ti. Bien podría ir por la cosa completa.
Lo empujo.
―Juegas sucio.
Aprieta el dedo índice contra mi pezón oculto y hace círculos lentamente. Alejó su mano y se ríe, dibujando una sonrisa en mí.
―Dime algo que no sepa.
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