Dejé que mi mente divagara mientras contemplaba la impecable limpieza y la organización de la misma. Una cama king size enorme parece atractiva desde el otro extremo de la habitación. El otro lado tiene una mesa de café y dos sillones de cuero negros que se sientan delante de una impresionante muralla donde está montada la televisión.
Una bolsa de boxeo cuelga de la barandilla de madera en el centro de la habitación con un par de guantes de boxeo azules colgando de la parte superior.
―¿Te gusta?
Sacudo y asiento al mismo tiempo.
―Es grande… y… hermosa.
Sonríe arrogantemente y me doy cuenta de que acaba de entrar en uno de esos “¿qué es lo que ella dijo?” chistes. Frunzo el ceño hacia él.
―No lo digas.
Me muestra sus grandes palmas hacia mí.
―No iba a hacerlo. ―Señala su sofá―. Siéntate allí, voy a estar de vuelta enseguida.
Pedro desaparece a través de una puerta en el otro lado de la habitación y yo caigo en el sofá. Hay una revista de desnudos sobre la mesa de cristal y me río un poco. Este es sin duda la habitación de Pedro. Se asoma por la puerta y hace gestos para que me acerque a él. Nerviosa además de intrigada, me voy a la puerta. La abre de par en par mientras me acerco y su mano toma la mía. Me tira en un cuarto de baño y mis ojos se arrastre sobre la ducha de cristal y dos hermosos lavamanos cuadrados. Son agradables,pero la enorme bañera de hidromasaje en frente de mí capta mi completa atención. El agua se agita y crea burbujas gruesas a medida que aumenta el nivel del agua.
―¿Un baño?
Los dedos de Pedro agarran la base de mi camisa y levanto mis brazos mientras la saca por encima de mi cabeza.
―Sólo para ti.
Sus pulgares se enganchan debajo de la banda de mis pantalones cortos y los empuja soltándolos al suelo, tomando mi ropa interior con ellos. El vapor caliente que emite desde la bañera flota para besar mi piel.
Me dirijo a Pedro.
―No hacía falta que corriéramos por un baño. Estaba siendo tonta.
Él sonríe, corriendo las puntas de sus dedos a lo largo de mi estómago.
―¿Entonces un baño no te haría feliz?
―Lo haría pero… ¡ah! ―Sin ningún esfuerzo me toma en sus brazos y me lleva a la bañera.
Los dedos de mis pies se sumergen primero en el agua abrasadora,seguido lentamente por el resto de mi cuerpo.
Mientras mi cuerpo se acostumbra a la temperatura.
Mientras mi cuerpo se acostumbra a la temperatura.
―¿No vas a acompañarme? ―le pregunto a Pedro, tirando burbujas hacia mí para cubrir mis pechos.
―No, quiero que lo disfrutes.
―Lo disfrutaría mucho más si estuvieras aquí conmigo.
Niega.
Lo intento de nuevo.
―Me haría más feliz, si estuvieras aquí conmigo.
Barre con sus dientes su labio inferior y con una fuerte exhalación, se encoge de hombros en su chaqueta. Lo miro, consigo ponerme un poco demasiado excitada cuando tira de su camisa sobre su cabeza, dejando al descubierto todos sus tatuajes con dibujos intrincados y la piel deliciosamente suave. Su dedo se engancha alrededor del botón de sus vaqueros y los deja caer. Pongo las rodillas en mi pecho mientras él entra.
Silba por la temperatura, pero una vez que se sumerge en el agua su cuerpo se relaja. Hay una gran cantidad de espacio entre nosotros por lo que me deslizo hacia él y felizmente me tira entre sus piernas. Mi espalda se apoya contra su frente y cierro los ojos cuando los cálidos labios de Pedro presionan contra la parte trasera de mi cuello, enviando una oleada de placer a través de mí.
―Estoy disfrutando del baño más aún ―gimo, sintiéndolo sonreír contra mi piel.
Sus manos se arrastran hacia abajo, rozando suavemente mis pechos.
―Tu casa es muy agradable ―declaro―. No tengo ni idea de cómo fuiste capaz de soportar mi pequeño apartamento.
―Tu apartamento es acogedor. Nunca he tenido una mejor noche de sueño que cuando estuve contigo.
Sus palabras son dulces, llenándome de un calor extraño y haciéndome sonreír.
―Has dicho que quieres deberme explicaciones, ¿verdad? ―le pregunto, tratando de hacerme sentir mejor acerca de lo que voy a preguntar.
Él no dice nada, sólo asiente.
―¿Cómo es que eres capaz de pagar un lugar así?
Su dedo índice traza círculos a lo largo de mi costado, haciendo que mis pezones se endurezcan.
―Mis padres hicieron un montón de dinero y eran muy inteligentes acerca de sus decisiones... cuando mi padre murió y mi madre se fue por el borde, me pusieron a cargo de las finanzas por el bien de mi hermana.
―Mis padres hicieron un montón de dinero y eran muy inteligentes acerca de sus decisiones... cuando mi padre murió y mi madre se fue por el borde, me pusieron a cargo de las finanzas por el bien de mi hermana.
―¿Qué hizo que te mudaras a Portland?
―Mi mamá llegó al punto de ruptura. Me prometió que conseguiría mejorar, pero la única ciudad que ofrecía el programa en el que quería ponerla era aquí en Maine. Ella todavía está asistiendo a su primer período de sesiones.
―¿Y tu hermana ? ¿Vive aquí también?
―No, Maca está en Las Vegas viviendo con su novio estrella de rock.― Su tono se vuelve agresivo hacia el final―. Ella solía hacerlo, pero mi madre y ella no se llevaban bien.
Debajo de mí, siento a Pedro ponerse un poco tenso y creo que he alcanzado el punto máximo de preguntas.
La última cosa que quiero hacer es empujar cuando ha estado tan dispuesto a responder a mis preguntas. Lo acaricio, dejando a mis uñas crear un patrón aleatorio en sus piernas. Detrás de mí, bajo mi espalda, me doy cuenta de lo mucho que le gusta y le sonrío. Me giro en el agua hasta que mi frente está contra él. Deslizo mi cuerpo con jabón contra su firme torso,presionando mis labios contra su pecho y luego su cuello. Gime cuando chasqueo mi lengua para saborear su mandíbula y arrastro su labio entre mis dientes cuando lo beso. Mi mano se desliza hacia arriba en su muslo,pero su mano se dispara rápidamente, atrapando mi muñeca.
―¿Pensé que querías un baño? ―se burla de mí, ladeando su cabeza.
Sintiéndome audaz, le digo:
―¿No puedo tener los dos?