lunes, 9 de junio de 2014

CAPITULO 222



Su voz no es áspera o de mando, parece triste, quebrado. Entro y no miro atrás. Camino tan rápido como mis tacones me dejan subir al piso de arriba y hacia la ducha. Cuando salgo toda fresca y revivida, vestida con pantalones de chándal y una camiseta sin mangas, bajo las escaleras. Las luces son tenues y las luces de neón brillantes de Las Vegas se hacen evidentes, ya que se filtran a través de la gran ventana. Dudo en el último escalón cuando veo a Pedro sentado en el sofá con su cabeza entre las manos. Está a espalda de mí, las depresiones están oscurecidas por las sombras de la luz ausente. Tragando mi incertidumbre, bajo el último escalón y me muevo hacia el sofá que Pedro ha arrastrado hasta la ventana. 


Mientras me acerco más a él, mi vista capta todas las gotitas de agua en la superficie de su piel. Él utilizó la ducha de la planta baja para evitarme y lo que tenga que decir acerca de la revancha con Don. No estoy herida. Necesita espacio
y respeto eso. 


Antes de que diera un paso para rodear el brazo del sofá, dudé y por puro nerviosismo, me aclaro la garganta. Él levanta la cabeza de sus manos y mira por encima de su hombro a mí.


—Puedo irme… —murmuro con inquietud, cambiando mi peso.



Pedro mueve su cabeza, haciendo un gesto para que me uniera a él y no puedo moverme lo suficientemente rápido. 


Se desliza al otro lado del sofá para hacerme espacio y cuando me siento, me agarra, tirando de mí hacia él y con un movimiento de sus caderas, me voltea, presionando mi espalda firmemente en el sofá. Desliza su cuerpo entre mis piernas y mis músculos se tensan, mientras deja caer una parte pesada de su peso encima de mí. Sus labios carnosos presionan contra los míos y ellos se funden en un ritmo lento. Cuando se separa, pregunto:  
—¿Estás molesto?  

Los brillantes rosas y amarillos afuera se reflejan en sus ojos oscuros. 

 
—Sí.


—Tú puedes ir al gimnasio, no tienes que quedarte conmigo.


Niega con la cabeza.  

—Cuando mire hacia atrás a la noche en que me declaré a mi esposa, no quiero recordarla así. Quiero que seamos felices y cariñosos por ahora... el resto puede esperar hasta mañana. 

Deslizo mis dedos sobre sus hombros y abajo por sus brazos, saboreando la sensación de su cálida piel bajo mis dedos. Cuando mis manos suben a su cuello,veo mi anillo brillar en la luz y mi aliento se corta. Qué fácil es olvidar lo felices que fuimos esta noche antes de que Matthew Somers y la mención de Dom Russell lo destruyera. Pedro me pidió que me casara con él y le dije que sí... Dije que sí.


—Solo podemos yacer aquí en silencio y apreciar la compañía del otro —añade él con un suave suspiro.


Pedro descansa su cabeza en mi pecho y observa los coches conduciendo por el bulevar. Su pulgar se desliza atrás y adelante sobre mi cadera, enviando pulsos de energía placentera a través de mi estómago. Dejo que mis dedos se mueven suavemente por encima de su hombro, arriba a su cuello y en su cabello. Puedo sentir que sus músculos están tensos y alerta. Sé que él está comportándose tranquilo y contenido por mi bien, para demostrarme que puede cambiar, pero no quiero que él cambie si esto significa revolcarse en su propia ira y envenenándose a sí mismo con el estrés de adentro hacia afuera. 

Flexiono mis caderas y Pedro se eleva por encima de mí.  

—Tal vez deberías acostarte en el extremo —le sugiero—. Puedo ver el titular de la noticia ahora: “Peleador cae dormido y aplasta a su prometida bajo el peso de su cuerpo”.


Con una sonrisa de infarto, cambiamos posiciones y Pedro yace sobre su espalda con las manos metidas debajo de su cabeza. Vaya. Si obtuviera un dólar por cada músculo perfecto que veo en la parte superior de su cuerpo por sí solo sería rica o Pedro sería rico... porque le pagaría para dejarme lamerlas. Deslizo mis piernas sobre sus caderas y sin vergüenza paso mis manos sobre su estómago,sintiendo cada depresión y temblor. Echo un vistazo a su boca y él me sonríe. Es una sonrisa genuina, una que hace que todo mi interior se sienta ligero y feliz.


Corro las palmas de mis manos sobre su pecho y hacia sus hombros, ya no más mirando su cara. Me concentro en relajarlo y hacerlo sentir mejor acerca de esta noche. Puedo sentir sus intensos ojos en mí, observándome mientras continúo acariciándolo.


—Tus manos se sienten bien —murmura casi adormilado.

—¿Esto te hace sentir mejor?


Bajo mis dedos, sus músculos se relajan un poco. 

 
—Mucho mejor. Me gusta cuando cuidas de mí.


Me inclino hacia delante y planto un suave beso en su tetilla, ganando un pequeño murmullo de aprobación. Si voy a ser su esposa, tengo que aprender cómo cuidar de él adecuadamente. Necesito dar un paso adelante y cuidar de él,de la forma en que merece ser cuidado.


—Voy a cuidar de ti para siempre —le susurro.


Pedro no dice nada a cambio. No estoy segura de sí siquiera lo escuchó y eso está bien. Nunca lo dije para obtener una respuesta. Lo dije porque lo quise decir y eso alivia la sobrecogedora burbuja de emoción en mi pecho.


Después de un largo rato, mis dedos están adormecidos y hormigueantes, y no estoy segura de donde termina su carne y empieza la mía. Me acuesto sobre él ahora y me levanto y bajo una fracción de una pulgada cada vez que respira. Hace cuarenta minutos, Pedro me quitó la camisa y vio mis pechos mientras lo masajeaba. Fue emocionante, por decir lo menos y la necesidad de convencerlo para tener sexo conmigo era casi insoportable, pero me contuve y mantuve la calma. Solo. Si él no hubiera caído dormido, estoy segura de que mi resistencia se habría derrumbado. Siempre lo hace cuando está cerca. Con una última caricia,
lenta y patética a sus antebrazos, mis manos se dan por vencidas y me derrumbo sobre su piel. Mis párpados están pesados, como que ellos tienen pequeños pesos atados a mis pestañas. Los dejo cerrarse y me acurruco aún más cerca hacia mi durmiente Pedro

Comenzando mañana, él va a sumergirse en las intensas sesiones de entrenamiento diario y tener poco o ningún tiempo para mí. Afortunadamente, Vanesa está aquí y no voy a estar totalmente sola... pero a pesar de su presencia, sin embargo, sé que las dos próximas peleas de Pedro van a permanecer sobre mí como una nube oscura. Sé que Pedro puede vencer a Junior, pero estoy preocupada de que sus emociones vayan a superarlo cuando se enfrente a Dom. Si Pedro pierde con Dom, esto lo romperá. 


Sacudo el pensamiento de mi cabeza. Pedro no va a  
perder. Es el centro brillante de mi universo... intocable. Infalible. Él no puede perder.

CAPITULO 221




Lo miro, mis ojos tan abiertos como platos. Cómo alguien de su tamaño tiene miedo de algo, mucho menos de un rayo, está más allá de mí. Puse la servilleta en mi boca y oculto mi risa. Pedro devuelve la sonrisa, satisfecho consigo mismo por compartir esta nueva pieza de información conmigo.


—Las arañas son bastante terroríficas —le dice Pedro a Junior, volviendo a la conversación en la mesa—... Para las chicas. 


Le doy un golpe a Pedro con mi codo y él se ríe, recogiendo su pescado con el tenedor. La mesa ruge con la risa y Junior se encoge de hombros como si no fuera gran cosa. Él es muy humilde, sin importarle lo que Pedro le dice y decido que me gusta Junior, lo que hará que ver la lucha de Pedro y Junior un poco más difícil.


—¿Una chica? —se ríe Júnior—. No deberías haberme etiquetado como eso,ahora va a ser endemoniadamente mucho más embarazoso para ti cuando patee tu culo.


Pedro abre la boca para responder con otro comentario, sin duda, grosero y sabelotodo, pero una voz masculina por los altavoces lo detiene.


—Buenas noches, damas y caballeros, y bienvenidos a nuestra primera cena oficial de la MMAC de esta temporada.

Los aplausos estallan en la habitación y nos volvemos en nuestras sillas al escenario detrás de nosotros. Ante el micrófono está el CEO de la MMAC, Matthew Somers. 


Matthew parece un tipo bastante bueno.


—Esta temporada va a ser una experiencia memorable. En el descanso,hemos contratado a algunos nuevos luchadores: Darren Shane, Rashad Moens,Hayne Gains, y un campeón amateur, Pedro Alfonso.  


La multitud sigue en otra ronda de aplausos y en la distancia oigo silbar y aupar, una voz femenina que suena muy parecido a Vanesa. Me aguanto una sonrisa, suponiendo que ella ha bebido demasiado vino.


—Todos estos nuevos combatientes irán en contra de nuestros profesionales experimentados en un momento u otro, lo de siempre, pero…


La forma en que lo dice me pone nerviosa por alguna extraña razón.


—Esta temporada, vamos a hacer algo que nunca hemos hecho antes. Vamos a darle a un aficionado una oportunidad de unirse a la MMAC. —Él levanta un dedo—. Un lance. Una pelea. Todos hemos visto el bombo en el Internet sobre Pedro Alfonso. Todos sabemos de lo que él es capaz, de lo que puede aportar a este deporte.


Miro a Pedro y su mandíbula se aprieta de manera imperceptible.  


—En esta sala, tenemos a un hombre capaz de atraer la mayor revancha que este deporte haya visto jamás. ¿Quieren saber cuántos visitantes por la pelea del campeonato de aficionados entre Dom Russell y Pedro Alfonso consiguió en la Internet? Quinientos cincuenta y siete millones.

Matt levanta dos dedos.  

—Dos semanas después de su pelea con Junior Moset, el Sr. Pedro Alfonso va a ir contra un peleador prometedor en el Mandalay Bay Event Arena. Uno que sacamos de las mismas calles que Pedro, uno que quiere estar aquí tanto como cualquiera de ustedes. —Matt se ríe, sonriéndole a Pedro como el lobo traidor que es—. Uno que odia a Pedro más que a nadie en el planeta. 

Mi boca se cae, seguida por los movimientos de mi estómago. Seguramente él no quiere decir…


—Dom Russell.


La habitación crepita con anticipación y se vivifica con la charla. Miro de reojo a Pedro para calibrar su reacción. Sus ojos están centrados en Matt y sus labios están sosteniendo una pequeña sonrisa. Mirándolo ahora, pensarías que no está en lo más mínimo asombrado por el anuncio... pero lo conozco, y no hay duda de que en el fondo él está furioso.


—Si Pedro gana, Dom Russell nunca tendrá la oportunidad de unirse a la MMAC. Si Dom gana, consigue un puesto en la MMAC y una oportunidad por el título de campeón del mundo como todos los demás. Dos semanas a partir de ahora, Junior, trata de no lastimarlo demasiado. Lo necesito —se ríe Matthew y pone el micrófono en su soporte antes de girar sobre sus talones y pasear por el escenario con una gran sonrisa en su cara de tonto. Que víbora. Matt hizo esta convocatoria pública, a sabiendas de que Pedro nunca dará marcha atrás y con el riesgo de humillarse. Él sabe que Pedro es terco y orgulloso... sabe que haciéndolo de esta manera Pedro no puede decir que no. Manipuló a Pedro hacia la pelea.  

Pedro se da la vuelta en su asiento y empuja su plato de comida a un lado,apoyando los codos en la mesa.


—Dom Russell —se burla Junior—. El tipo es un chiste. Por qué Matt lo quiere en la MMAC está más allá de mí.Parásitos de mierda.  

La mitad de la tabla masculla su acuerdo.


—¿Podemos irnos a casa? —le pregunto a Pedro, lo suficientemente alto para que la mesa escuche.


Sé que él no quiere estar aquí, puedo verlo en su cara, sin importar lo mucho que está tratando de ocultarlo. 


Conociéndolo, él no quiere ser visto como que está huyendo de la cena directamente después del anuncio.


—¿Irnos a casa?


Asiento rápidamente, empujándolo. Él cae en la cuenta, el alivio inundando sus rasgos.


—¿Sueño de belleza? —balbucea el hombre extraño a mi lado—. Tú no necesitas sueño de belleza, amor.


Me río nerviosamente, levantándome y empujando mi silla hacia atrás con las piernas. Le echo un vistazo a Pedro, quién está mirando al tipo fijamente. No necesito a un desgraciado borracho haciendo saltar a Pedro en estos momentos.  


—¿Pedro

Él aparta su atención del tipo, que ya ha desplazado su interés de nuevo a su cita.Pedro asiente, dice su adiós al resto de la mesa y cargo con la culpa de nuestra partida repentina.


Pasamos mesa tras mesa, sin poder evitar las felicitaciones por la revancha, y cuando la puerta está a solo unos metros de distancia, Damian y Luciano aparecen frente a nosotros.


—Ahora no, Damian—gruñe Pedro entre dientes. 

—He llamado a tus abogados, ellos van a…


Pedro los empuja pasando, arrastrándome detrás de él.  


—Cancélalos.


—¿Cancelarlos? —pregunta Luciano—Pedro, tú…


Pedro se voltea de golpe y doy un rápido paso atrás en defensa, hasta que mi brazo está estirado y forzado en el codo, pero él no me deja ir. Unos pocos transeúntes se mueven rápidamente lejos de la escena que se desarrolla ante ellos.  

—No puedo volver atrás ahora. Él lo anunció, en frente de todos. Maldición,voy a destruir a Dom y todos los demás que la MMAC me lance. Que se jodan todos ellos.


Ellos intercambian miradas por unos segundos antes de que Damian recupere su teléfono del bolsillo y marque un número. Pedro me jala cerca de nuevo, dejando ir mi mano y envolviendo un brazo alrededor de mi cintura. Me aleja de Damian y Luciano, y nos dirigimos fuera. 

No nos decimos ni una palabra el uno al otro, pero él me mantiene sostenida firmemente contra su costado subiendo las escaleras, a través de pasillos y en los ascensores, todo el camino hasta la habitación del hotel. Él me deja ir para desbloquear la puerta y la abre. Mi corazón golpetea en mi pecho como un martillo de neumático para concreto y tengo miedo de entrar y estar a solas con él.


No creo que pueda soportar otra noche como la noche anterior.


—Por favor, ve adentro —murmura él, pellizcando el puente de su nariz.

CAPITULO 220



Cuando volvemos a la función, es difícil mantener mis ojos en los azulejos delante de mí y no en el anillo que abraza mi dedo. Mis rodillas se tambalean debajo de mí cuando mi cuerpo aún vacila por los efectos de después del sexo funde mentes y la excitación de lo que vino después. Me siento diferente, como una persona completamente nueva. 


Siempre supe que querría estar con Pedro para siempre, pero ahora la sensación es segura, tan sólida como una piedra. Descanso la mayoría de mi peso contra él. Mi prometido. Mi futuro marido.  


No puedo dejar de sonreír y miro a Pedro. Tan casual, él es la imagen perfecta de la tranquilidad, pero sé que está tan excitado como yo. Puedo decirlo por la manera en la que su pulgar se frota ansiosamente sobre mis dedos. Cuando caminamos a través de la multitud y los diferentes pares de ojos paran y me miran, noto que los dedos de Pedro no me aprietan posesivamente. Eso dice mucho sobre nuestra “nueva” relación ya. Él sabe que soy suya ahora. Sabe que quiero pasar el resto de mi vida con él. No apretarme me da la confianza de que él está de acuerdo en crecer como persona y que confía en mí. Caminar con Pedro es como caminar con una pistola cargada a veces. Nunca sabes cuándo se siente particularmente agresivo o territorial y nunca sabes cuándo va a apagarse.


Pedro es el tipo de persona que necesita que le muestren amor para sentirse amado. Podemos sentarnos solos en una habitación después de una película o del sexo y él se sentirá no amado a menos que me esté tocando o yo le esté tocando a él. No hablamos muchos sobre él o su infancia. Él prefiere vivir en el ahora y evitar sacar a la luz viejos recuerdos, pero sé (por las pequeñas conversaciones que hemos tenido) que su pobreza y su necesidad de confirmación surge del abandono de su padre. Por eso,Pedro necesita constante afecto. Necesita ser alabado, lo ansía. Actúa como si fuera intocable y su confianza es un balón demasiado fuerte para explotar con una afilada aguja, pero en el fondo creo que él solo es tan inseguro como el resto de nosotros.



Pedro es celoso, imponente y un poco demasiado orgulloso, pero está bien conmigo. Él solo es un humano y un ser humano significa que eres vulnerable,que tienes debilidades e imperfecciones. Esa es la belleza. El ser humano se trata de cometer errores y aprender de ellos... o no, si quieres hacerlo. Hay demasiada presión para ser perfecto estos días, ¿y sabes qué? La gente es imperfecta. La gente es irritante, estúpida y ruda a veces, pero está bien. Está bien porque el noventa por ciento de las veces no te afecta directamente o te sumerge molestándote y envenenándote o puedes mandarlo a largarse. No lo sé, quizás solo estoy intentando defender el comportamiento de Pedro, infiernos, quizás estoy intentando defender mi propio comportamiento. 


Mis decisiones no siempre han sonado bien, pero son mis decisiones y soy la única que tiene que vivir con ellas,nadie más. 

Pedro me escolta a través de algunas puertas dobles más y entramos en otra sala de funciones. Enormes mesas redondas llenan la sala, decoradas con una maravillosa escultura de hielo centrada en el medio. Olvida el cisne. 
Esos tipos quieren guantes de boxeo y puños en medio de sus mesas para añadir elegancia a su celebración.


Estamos sentados en una mesa con gente que ni siquiera conocemos, bueno,gente que yo no conozco. Pedro parece conocer a todos y ha luchado y golpeado al menos a tres de los cinco luchadores en nuestra mesa. Los coordinadores de este evento han roto a todos en sus ocupaciones, luchadores con luchadores,
entrenadores con entrenadores, y así sucesivamente. En nuestra mesa y directamente enfrente nuestra, se sienta el campeón del mundo de lucha libre y el oponente de Pedro, Moset Junior. Su relación es un infierno mucho más domada que la de Pedro y Dom, e incluso sonríen y se lanzan bromas entre ellos cuando sus conversaciones cruzan caminos. No importa cuán amistosa sea la conversación,sin embargo, está claro que ambos luchadores creen que van a ganar. Junior es muy parecido a Pedro, en talla y es difícil creer que alguien de su tamaño puede ser tan eficiente en el suelo. En cualquier caso de su impresionante historial, Pedro no está intimidado por él y Junior no está intimidado por la espectacular historia invicta de Pedro. Eso lo hará una interesante pelea, estoy segura.


Junior es guapo, piel color caramelo claro y brillantes ojos locos, del color de la miel dorada. Él tiene un montón de desaliñado cabello color chocolate (dos tonos más claro que el mío), que sobresale en una variedad de puntas estilizadas.


Esto le cuadra a su divertida y confiada personalidad.


Pedro, tú sabes que Junior ha derrotado a sus últimos dos oponentes con un estrangulamiento de brazos en posición de pie —dice un tipo que no conozco o reconozco, empujando a Junior con su codo.


Miro de reojo a Pedro, quien se encoge de hombros y sonríe.  

—Estoy al tanto. 

—¿No te molesta? 

Júnior sonríe y apoya los codos sobre la mesa, masticando un frijol cocido al vapor. Él disfruta atormentando a Pedro y lo entiendo. Es nuevo, él no ha peleado para mantenerse todavía, pero cuando peleen en dos semanas, sé que es Pedro quien va a llegar a la cima. Pedro también lo sabe y es por eso que está jugando casualmente sus juegos.


—Nada me molesta.


—Tiene que haber algo que te moleste. —Júnior suelta unas risitas—. Las arañas me molestan.


Pedro deja caer su tenedor contra el plato. 

 
—Está bien, la espera ansiosa entre peleas me molesta. No tener relaciones sexuales durante largos períodos de tiempo me molesta, y sabiendo que voy a noquearte en el primer asalto y no dar a los espectadores un buen espectáculo me molesta.


La mesa estalla con silbidos y comentarios “encendidos”. Ruedo los ojos. No tengo ni idea de cómo me he aguantado esto durante los últimos cuarenta minutos y no creo que pueda aguantar otro segundo. Las otras chicas que se sientan alrededor de la mesa con sus peleadores están disfrutando de las bromas inmensamente, pero yo lo considero un espectáculo inútil de plumas. Cada hombre soltero en esta mesa cree que es el último “macho alfa”, lo que lleva a algunas conversaciones en voz muy alta, sin sentido y desafíos.


Pedro se inclina hacia mí, sacándome de mis pensamientos.  


—Los relámpagos me molestan, también —susurra con un guiño.


—¿Los relámpagos? ¿Cómo la cosa que viene de las nubes durante una tormenta?


Él asiente con la cabeza, acercando su vaso de agua a los labios y tomando un sorbo.  


—Eso me asusta —dice cuando lo baja de nuevo.