jueves, 5 de junio de 2014

CAPITULO 210



Me duelen los brazos para el momento en que pongo a Paula de vuelta en la habitación. Los números que brillan intensamente azules en la mesa de noche significan que son las dos de la mañana, pero no puedo dormir. No puedo dormir sabiendo que mi hermana pequeña está todavía fuera de casa en esta ciudad jodida. No sé dónde está Brian, pero cuando lo vea, es hombre muerto.  


Me tiendo en el lado derecho de la cama. Normalmente, ese es mi lado de la cama, pero desde que he empezado a dormir con Paula, he optado por la izquierda, porque a ella también le gusta el lado derecho. Pongo una sábana sobre ella y se pone sobre su costado. Si hago caso omiso del leve surco entre sus cejas,se ve tranquila.



Me alejo de la cama y dejo la habitación. Dejo caer la camiseta en las escaleras y me siento con una exhalación fuerte. Sé que debería estar tratando de dormir un poco ahora, teniendo en cuenta que tengo una cena de gala esta noche (técnicamente), pero no puedo dormir, no después de esta noche, y definitivamente no después de ver a mi hermana desnuda bailando en un tubo. Tengo que volver a por ella. Ninguna hermana mía bailará por dinero, y lo que me molesta más es que todo esto es por mi culpa. No hice caso de sus llamadas y me negué a devolvérselas porque soy demasiado terco para mi propio bien. He estado tan atrapado en la forma en que mi vida iba que no me importaba saber cómo iba la de Maca.  


Busco mi camisa y la paso sobre mi cabeza. Está un poco arrugada y húmeda, pero va a tener que funcionar. Hago palanca con la baranda para impulsarme sobre mis pies y andar el resto de la escalera. Cuando llego a la puerta, la abro y al instante mi estómago se hunde en sí mismo, con ira y alivio. Ella está vestida, por lo menos, en una camiseta suelta y un par de jeans ajustados negros. Mis ojos se centran en un pequeño rastro de pájaros de tinta que parecen estar paseando a lo largo de su clavícula.


—No los mires de esa manera —se burla Maca, empujándose más allá de mí y dentro de la habitación—. Son muy cariñosas.  

Lucho con el impulso de burlarme de ella mientras cierro la puerta y doy la vuelta, inclinando la espalda contra ella. La observo mientras mete las manos en el bolsillo trasero de sus vaqueros y se pasea por la sala principal, evaluando todo el daño con una sonrisa divertida en los labios.


—Sigues rompiendo cosas cuando estás molesto, ya veo.


—Deja la mierda, Maca —digo bruscamente—. ¿Qué demonios?


Ella mete un lado de su largo cabello negro detrás de su oreja, a la vez que sus ojos marrones me miran.  


—¿Ahora quieres hablar? ¿Tengo que aparecer sin anunciarme para que me hables? —Niego—. Diez meses. Durante diez meses, te he estado llamando para pedirte ayuda, pero no me prestaste atención.


Me empujo fuera de la puerta.  


—He estado ocupado, mira dónde estás parada. Me llevó un montón de tiempo, dinero y esfuerzo llegar aquí.


Maca se estremece, sus ojos se estrechan en ranuras acusadoras.  

—No daría una mierda aún si estuviera de pie en el palacio de la reina en estos momentos. Los elementos materiales que tienes no significan nada para mí. —Ella se pasea hacia la cocina—. ¿No podías incluso prescindir de un segundo para tu hermana? Familia... ¿alguna vez has oído hablar de esa maldita palabra?


Se apoya en la blanca isla de cocina cuadrada y arranca una uva de su racimo antes de hacerla estallar en su boca.

—Conozco esa palabra mejor que tú. Me dejaste solo para hacerle frente a mamá aun cuando sabías que ella y yo teníamos una relación difícil.


Maca sonríe. Ella malditamente me sonríe.  

—¿Y cómo va eso para ti?


—¿Cómo va eso? Está en un centro de rehabilitación en California. Eso es lo que está pasando.


Su postura se pone rígida.


—¿Y no pensaste en llamarme y decirme eso?


—No querías tener nada que ver con ella después de que te golpeó. ¿Por qué iba a llamarte? ¿Así podrías decirme que no te importa?


—¡Por supuesto que me importa! Ella sigue siendo mi madre.



Me encojo de hombros y ella rueda los ojos por mi actitud. ¿Por qué siempre me hace sentir como un niño? Dios sabe que discutimos como niños. De todos modos, repasar esto no tiene sentido, no va a cambiar nada. No hará que mamá salga de la rehabilitación o se arreglé mágicamente el problema de Maca.


—¿Dónde diablos está Brian? —le pregunto—. Quiero verlo.

Y así, veo que el color se escapa de su cara. Incluso su pintalabios color rojo brillante disminuye su tonalidad.


—No sé dónde está.


Está mintiendo. Puedo decirlo por la forma en que aparta la mirada y sus párpados aletean.


—No juegues conmigo, Macarena. Voy a salir y buscarlo en cada bar de mierda en esta ciudad hasta que lo encuentre.

Ella no se mueve y dejo pasar unos segundos. Cuando sé que no va a decirme, me muevo hacia la puerta. No estoy jodiendo. Cuando digo que voy a hacer algo, lo hago. Punto. A medida que mis dedos se enroscan alrededor del frío metal de la manija de la puerta, ella se rompe. 

—¡Para!

Poco a poco, casi triunfalmente, me doy la vuelta. Ella comienza a descascarar nerviosamente su esmalte de uñas rojo.  

—Brian no sabe que me desnudo por dinero.

—¿Qué? —Mi voz sale en una fuerte explosión, por lo que Maca salta y sin duda, despierto a Paula—. ¿Él no lo sabe? ¿Quién te lleva y te recoge del trabajo? ¿Quién te protege?


—Lo hago todo yo misma, ya no soy una niña. Tengo veintiuno. 

Oírla decirlo de esa forma suena todo menos maduro. No la veo como de veintiuno. La veo como la niña con la que crecí. 


En mi mente, ella no bebe o tiene tatuajes o sexo. Se supone que es la niña buena...


Santa.


Jodida.


Mierda. 

¿Me he convertido en el niño bueno?


—¿Por qué? —Respiro, pasando mis manos sobre mi cara—. De todo lo que podrías ser, ¿por qué estríper?


Se encoge de hombros


—Es caro en Las Vegas. Los precios turísticos son ridículos y bien, tengo el cuerpo para ello.


Le frunzo el ceño.


—Es solo temporal —añade—. Hasta que Brian y su banda ascienda.


—Sí... no hay manera de que confíe en que ese idiota sin talento te ayude a salir de esta situación. —Me giro sobre mis talones y marcho por las escaleras,haciendo caso omiso de mi hermana, que llama por detrás. Puedo arreglar esto... todo lo que tengo que hacer es encontrar mi maldita chequera.


Busqué alrededor en mi maleta, por debajo unos cuantos pares de calcetines. Cuando me doy la vuelta, mi mirada roza la cama y veo el rostro cansado de Paula parpadeando ante mí. No puedo evitar sonreír. Me gusta verla aturdida, es lindo. Ella abre la boca para decir algo, pero la interrumpo.


—Si me das diez minutos, volveré con la respuesta a cualquier pregunta que quieras hacerme.


Salgo de la sala antes de que ella responda. Quiero cumplir mi promesa en diez minutos. Paula me ha esperado lo suficiente esta noche y todavía no tieneidea de quién es Maca para mí. La última vez que la vio, yo estaba en el escenario en Spearmint Rhino tratando de sacar a una chica de él y luego me negué a hablar con ella... hombre, ¿voy para el premio del idiota del año o qué?

CAPITULO 209




Lanzo mi camiseta por encima de mi hombro y me agacho, recogiendo a Paula en mis brazos. Ella apenas pesa lo mismo que un trapo. No hay manera de que se despierte, bebió mucho esta noche ¿y a qué estaba jugando Luciano? 


Él nunca,nunca, dejaba que nada se metiera conmigo antes, nunca. Está acostumbrado a la gente que presiona para obtener información sobre mi vida personal y nunca ha dejado escapar nada, ni una vez, pero la única vez que necesitaba que mantuviera la boca cerrada, habla.  


¿Y si lo arruinó todo para mí y Pau? Paula no es el tipo de chica normal. Ella es confusa. Es una gran bolsa de emociones y trucos. Cualquier cosa que diga o haga puede provocar una reacción diferente cada vez. Esta vez, estuvo bien con eso, lo cual fue cien por ciento inesperado teniendo en cuenta su reacción a la chica en el restaurante. Si se hubiera decidido a dar la vuelta e irse, no sé qué hubiera hecho. Pero ella se encogió de hombros como si no fuera gran cosa y no sé si debo sentirme mal o aliviado.  


Sé que Vanesa ve a Paula como débil porque ella se inclina a mi favor con cada comando, pero eso no es debilidad. 


Paula es cualquier cosa menos débil. Claro, ella se quedó con su idiota ex por una cantidad ridícula de tiempo después de que él la engañó en varias ocasiones, pero eso no es debilidad,tampoco. Eso es malditamente fuerte. Yo no podría mirar constantemente el rostro de alguien que me traicionó. 

 
No es su culpa. Paula es una romántica. Ella ve el amor en todo el mundo y lo enciende en los que se molestan en conocerla. Piensa que la gente puede cambiar, incluso si le muestran un millón de veces que no lo harán. Creo que por eso ella puede ser tan frívola a veces. No sabe con qué enojarse y qué debe dejar pasar.  


Ramiro ha hecho un muy buen trabajo en formarla para desviar sus emociones en cosas al azar. Cosas que deberían molestarla no lo hacen y cosas que no importan la asustan. Es como si sus emociones fueran de nada a mucho y ella no supiera cómo expresarlas. Trata desesperadamente de darle a cada uno todo lo que necesita, por lo que no se da cuenta cuando las personas la están ayudando y cuándo las personas están atacándola.


Suspiro, sumerjo mis labios hacia la cabeza húmeda de Paula y la beso. Con suerte, siempre estaré por aquí para ayudarla. Tanto por un momento perfecto en Las Vegas para borrar todas sus dudas de casarse conmigo. Es apenas el primer día y ya he hecho un gran lío.  


La aprieto con más fuerza contra mi pecho y miro hacia su rostro. No quiero que el mañana venga porque tengo miedo de mirarla a la cara cuando se despierte. ¿Qué pasa si he dejado pasar demasiado tiempo y el daño ya está hecho?

CAPITULO 208



Pedro 
 

Mis nudillos latían y la piel amenazaba con dividirse mientras golpeaba la bolsa por última vez a mano desnuda. 


¿Cómo pude haber sido tan estúpido? Se supone que debo protegerla, cuidar de ella, y sin embargo he ignorado sus
llamadas durante los últimos diez meses y olvidé responder cualquiera de sus mensajes de voz. Sudor abriga mi cuerpo y me agacho para recuperar mi camisa del suelo. La paso por mi cara y la parte posterior de mi cuello. ¿Dónde diablos está Brian? Y, ¿por qué está dejando que mi hermanita se roce desnuda contra postes? La imagen de su cuerpo desnudo bombardea mi mente y retrocedo. ¿Cómo pude dejar que esto suceda? Mi hermanita... bailando desnuda por dinero. Aprieto los dientes y me empujó a mí mismo al máximo. Ella no pondrá otro maldito dedo del pie en un club de striptease, no si puedo impedirlo.


Me doy la vuelta, listo para ir de regreso a la habitación, pero me detengo en seco por una Paula desmayada. La visión de su cuerpo cansado casi me pone de rodillas. ¿Me siguió hasta aquí? ¿Cuánto tiempo hace que está ahí, en ese banco duro?  


Me recuerdo rompiendo todas las cosas posibles en el piso de arriba y recuerdo que ella se inclinaba contra la pared. 


Nunca lo admitiría, pero pude ver el miedo absoluto en sus ojos, como si estuviera asustada de que pudiera irme sobre ella como un perro salvaje. A veces reacciono de forma exagerada y rompo cosas... y la idea de que me haya visto tan loco me mata. No quiero que me tema,o tema hacerme enojar. Ella debe sentirse segura, siempre y yo nunca le haría daño físicamente. Es tan pequeña en comparación a mí... es curioso cómo alguien tan pequeño me puede incapacitar por completo.



Me acerco a la forma dormida de Paula con las ganas de despertarla y decirle que la culpa está carcomiéndome. 


Quería aclarar esto antes de que se quedara dormida. Todo lo que necesitaba era un poco más de tiempo. Cuando me
pongo así... todo ansioso y loco, no puedo hablar. La sola idea de tratar de explicarme o incluso escuchar a la gente tratando de explicarme cosas a mí mientras estoy tan exaltado es indignante. Necesito que me dejen con mis pensamientos y espacio para trabajar a través de ello solo. 


Si no lo hago, diré y haré estupideces por las que me arrepentiré cuando esté tranquilo. Verla toda agotada y sola me pone ansioso y contemplo despertarla solo para que me mire con sus ojos verdes, sé que entonces la presión en mi pecho se disipará.


Por la mañana, se lo diré todo. Por mucho que me mate incluso pensarlo, le diré a Paula que mi hermana es al parecer una stripper en el Spearmint Rhino. Ella lo entenderá.