jueves, 12 de junio de 2014

CAPITULO 231



El pensamiento me hace sentir mejor y abro mis ojos para ver a Pedro llegando rápidamente, agachándose y esquivando oscilaciones de Dom y puñetazos cada vez que puede. Con cada puño que se conecta, la multitud jadea y vitorea. Mordisqueo mi labio inferior, contando los segundos de la ronda. Dom lanza un puñetazo en contra, va a dar un golpe rápido izquierda y para sorpresa de todos, Pedro esquiva el golpe, respondiendo con un puñetazo de izquierda,seguido de un gancho rápido derecho a la mandíbula de Dom. Se puede decir que Pedro está en el juego de todos sus movimientos planificados y precisos. Es casi como si supiera los movimientos de Dom con antelación. Pedro está dominando absolutamente esta ronda, y a pesar de lo mucho que no me gusta ver a la gente luchar... sé que voy a disfrutar viendo a Dom caer.


Golpe tras golpe que intercambian, ninguno de ellos parece cansado de golpear al otro. A dos minutos de haber comenzado el round, cuando tanto Dom y Pedro están sangrando, Dom se lanza y cae sobre Pedro y los dos se convierten en un pantano de carne mientras que giran alrededor, tratando de conseguir la caída del otro. Siento que mis manos se deslizan por mi cuello y sobre mi boca, ya que cada uno lucha por dominar al otro. A medida que la ronda llega a su fin, Pedro toma la delantera. Se sienta a horcajadas sobre Dom, empujando hacia abajo su pecho. Pedro deja caer un codazo en su cara y jadeo, sintiendo que la sangre que drena de mi cara como la propia sangre de Dom brotando de sus ojos. Odio a Dom, todo el mundo lo sabe, pero todavía no puedo disfrutar de verlo sufrir así. No está bien.


Hundo mis dientes en mi labio inferior y tiemblo mientras Pedro deja caer otro, y otro, partiendo la frente ancha de Dom. Hay mucha sangre, pero el árbitro no suspende la pelea.


Siento a Vanesa apoyarse en mí.  

―Voy al baño y probablemente me perderé el resto de la pelea, así que te encontraré en el vestuario después de que Pedro gané. ―Asiento con mi cabeza, evitando mirar en su dirección. Me guiña un ojo y el gran hombre a mi lado se ríe entre dientes. Me asomo astutamente hacia él, pero no da ninguna indicación de que escuchó lo que dijo Vanesa, así que dirijo mi atención a la pelea. Pedro lo tiene capturado, el rostro de Dom es casi púrpura, pero se niega a rendirse. Pedro ahoga a Dom duramente con su propio brazo y la multitud se vuelve loca, animando y rogando que mate a Dom. Rebotan mis piernas y golpeando mis dedos contra mis pantalones vaqueros. Es la única manera en que puedo expresar mi ansiedad y emoción sin saltar arriba y abajo y en realidad viéndome como que apoyo el deporte violento.


Veo la resolución de Dom finalmente ceder y sus dedos contraerse hacia el brazo de Pedro. ¡Eso es! Mi corazón levita en mi pecho, se cierne peligrosamente cerca de mi garganta y amenazando con volar hacia arriba y afuera. 


Pedro se merece esto. Se merece esta victoria sobre Domn. 


Mientras me muevo en mi asiento, siento la presión inconfundible de una gran mano que se desliza sobre la parte superior de mi muslo. Me levanto de un salto y lejos del hombre a mi lado. 

―¿Qué… ―Él sigue, agarrándose a mí y estirándome hacia él. Él sujeta mis brazos a mis costados y me abraza contra su cuerpo. Lucho contra él sin llegar a ninguna parte. Nadie interviene para ayudarme y me doy cuenta de que es porque nos vemos como una pareja abrazándose. ¿Qué demonios? 

―¡Déjame ir! ―grito, pero nadie me oye a través del rugido de la multitud.


Miro a Damian y a Luciano, pero están demasiados consumidos en la pelea para que me hagan caso. ¿Está esto sucediendo en serio? Maldita sea,Vanesa. Ojalá
nunca haya ido al baño. Fuera de pánico, miró a Pedro y me sobresalto cuando veo sus ojos en mí. Mi corazón late en mi pecho mientras él deja ir el brazo de Dom. 

—¡No! —Grito, al máximo con mis pulmones por primera vez en la historia—. ¿Qué estás haciendo? ¡Obtén la llave y luego ayúdame! 

Sin un segundo para recobrar el aliento, Dom brinca para ponerse de pie y toma Pedro abajo. Hay un agarre de los brazos y las piernas antes de que Dom enderece el brazo de Pedro afuera.

—¡No! —Toda la gente está gritando ahora conmigo y todo lo que puedo sentir es la risa vibrante del idiota que me sostiene. Lágrimas en mis ojos mientras la cara de Pedro se vuelve tensa y su codo empieza a doblarse en la dirección opuesta. Él no va a tocar a golpear. Prefiere que Dom le rompa el brazo que someterse a él y admitir que Dom es más fuerte. Dom es la persona más débil que jamás he conocido. Él es astuto, arrogante y gilipollas... Sabía que Pedro lo golpearía... planeó esto. Lo planeó para distraer a Pedro, sabiendo que nunca podría superarlo. Y funcionó... lo peor de todo, la mierda funcionó.

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