lunes, 2 de junio de 2014

CAPITULO 197






Exhalo, tirando su chaqueta en mi regazo para ocultar la erección que está tratando de forzar su camino a través de la cremallera y me doy unos minutos para componerme antes de deslizarme del auto. El aire caliente y pegajoso se aferra a mí  y no puedo esperar para entrar y salir del calor del desierto. 

Los vallet toman las llaves de Damian mientras que los botones sacan nuestras maletas de la parte de atrás.


—¡Vegas, bebé! —aclama Luciano, colgando un brazo sobre mi hombro.


Lo empujo con el codo y el retrocede.


—No hagamos de este una repetición de nuestro primer viaje a Las Vegas.Mantengámoslo como la última vez, lindo y tranquilo.


Él se burla.


—Tuviste resaca cuando vinimos aquí.

Él se está refiriendo al momento en el que él y yo vinimos a Las Vegas por mi cumpleaños veintiuno. Ruedo mis ojos hacia él.


—Es por esa primera vez que ya no bebo. 

Luciano es el único que conozco que usa camiseta con una chaqueta formal.Seguro, luce bien, pero no lo hace menos raro. 

—Tú eres la única persona en el mundo que estaría molesto por lo que hiciste. —Niega—. Yo no. ¡Eso fue jodidamente increíble! 


Mi mirada se dirige nerviosamente hacia Paula, quien parece estar en una profunda conversación con Vanesa del león de oro gigante en frente. No quiero que sepa lo que hice hace años en Vegas. Me pone enfermo con solo pensar en eso. 

—No menciones eso nunca más —ordeno, mi voz mucho más agresiva de lo que pretendía.


Luciano levanta sus manos, sonriendo maliciosamente. 

—Relájate. No le diré. Tu secreto está a salvo conmigo.


El guiña y me pone un poco nervioso. Realmente no es un secreto. No es que quiera esconderlo, solo no me gusta que me lo recuerden. Tenía solo veintiún años en ese momento y era estúpido. Luciano y yo nos pusimos un poco salvajes.

Las Vegas era el último lugar y cuando bebo, tiendo a estar un poco fuera de control, en todos los sentidos del término. Me metí en una pelea afuera del local de strippers, rompí la nariz del tipo en dos lugares y tuve sexo con tres chicas al mismo tiempo. Mi estómago se agita mientras mi cerebro se levanta y apaga todos los recuerdos de mí jodiendo con ellas. Me estremezco. Nunca he estado más disgustado conmigo mismo. No era que me  arrepintiera o preocupaba de mis decisiones porque en ese punto, en ese momento, era exactamente lo que quería… pero esa noche me dejó sintiéndome tan estúpido, tan bajo y patético como mi papá siempre insinuó. Cuando bebo, me pongo incontrolable, enojado, caliente e imparable. No es algo de lo que estoy orgulloso y es algo que tiendo a evitar. No me gusta esa parte de mí. No me gusta que el alcohol traiga una versión más amplificada de mí y mi inhabilidad de controlarme fue parte de la razón por la cual siempre rechazo el alcohol alrededor de Paula. Si ella piensa que soy insaciable y agresivo ahora, no ha visto nada hasta que tenga mi parte justa de alcohol. La segunda vez que vi a Paula, en la parte de atrás de Lux en Portland,salí esa noche solo con la idea de beber y joderla fuera de mi mente… pero luego la vi bailando con Vanesa y se plantó. Dejé de beber después de media cerveza con la noción de que si bebía más, no la trataría como la buena chica que es. No habría parado hasta tener a Paula en el baño, en el pasillo, o en la jodida pista de baile,no me importaba. 

Paula sin embargo es el polo opuesto. Cuando bebe, es toda linda y burbujeante, con hipo y todo.


—Vamos a instalarnos, damas y caballeros —anuncia Damian, deslizando una camisa rosa que dice “Vayamos de fiesta” encima de su camiseta negra.


—Esta es nuestra casa por las próximas tres semanas. Estoy sin niños y otras responsabilidades relacionadas con padres —me mira—. Bueno, casi.


Me rio. Damian es conocido por las fiestas salvajes. Ama la cerveza, alcohol, y bailar. Indudablemente el querrá ir a algún club de strippers o dos mientras estemos aquí, y el llamará a su esposa, Yanina, justo en la mitad de ello. Ese es el tipo de relación que Damian y Yanina comparten. Janie no tiene problema con Damian divirtiéndose con los chicos. De hecho, ella lo siguió una o dos veces. Los dedos
de Paula se enlazan con los míos. No me di cuenta que dejó a Vanesa y se acercó a mí. Los aprieto gentilmente y siento sus dedos flexionarse de vuelta.


—¡Mira! —Vanesa chilla, apuntando hacia la carretera—. Te tienen en televisión.


Sigo la dirección de su brazo flaco apuntando y me veo en la televisión LED en la calle. Escaneo mi rostro severo y piel aceitada. No creo que nunca me acostumbre a verme tan… público. Estar “ahí afuera” solo lo hará más vergonzoso si pierdo. Miro a mi oponente, Junior Moset, en el lado apuesto de la pantalla, con quien pelearé en el MGM Grand Garden Arena.


Es un poco más pequeño que yo… en nada intimidante… entonces ¿por qué de repente estoy dudando de mí mismo? 

No merezco esto y voy a joderlo. Empiezo a sobre pensar cosas, todo se siente mal. Paula libera mi mano y sus dedos viajan al norte antes de envolverse alrededor de mi codo y empujar mi brazo en su pecho.


Paula no me toca la cara o me sostiene como usualmente hace cuando me siento en el borde. Esos momentos son para nosotros y no me gusta compartir mis problemas con todos los demás, incluso con Damian y Luciano. Si realmente me concentro, estoy seguro de que puedo sentir su corazón latiendo contra mí y el solo pensamiento es suficiente para mitigar mi tensión.


—Todos podemos gozar de la perfección de Pedro más tarde. —Paula ríe—Quiero ver mi habitación.


—Ya que ustedes chicos estarán ocupados todo el tiempo, quizás Paula y yo deberíamos compartir la habitación —sugiere Vanesa, tirando su largo cabello rubio sobre su hombro. 

Como el jodido infierno. Luciano y yo empezamos a protestar al mismo tiempo,forzando a Vanesa a tomar un ligero paso hacia atrás.


—No creo que sea una mala idea —empieza Paula y la corto.

—Te quedaras conmigo.  

Vegas es una ciudad grande no es el tipo de lugar en el que quiero a Paula caminando alrededor sin mí, especialmente bajo la influencia de Vanesa quien, enfrentémoslo, no es la persona más inteligente en el mundo o inocente. Cuandon conocí a Paula, ella estaba bebiendo cerveza en un restaurante de carne en la mañana, en un club y buscando a tientas en un estacionamiento  por Vanesa. No lo permitiré. De ninguna jodida manera.


Los ojos verdes de Vanesa se entrecierran hacia mí.  

—Jesucristo, es solo una sugerencia. Nadie está quitándote a tu precioso lejos de ti.  

A mi lado, Paula se ríe y cuando miro abajo hacia ella, se encoge de hombros y muerde su labio. Estoy contento de que encuentre esto tan divertido, pero yo no. Necesito que nuestro tiempo en Vegas terminé sin ningún problema.


Todo lo que he planeado para Vegas, todo se resume en la gran pregunta que le haré. Todo. No puedo correr ningún riesgo.  

Damian suspira. 

—Sigan peleando y Paula y Vanesa compartirán una habitación conmigo. Apéguense al plan original. Vanesa y Luciano, Pedro y Paula, y yo conmigo.¿Felices? 

Todos asienten y se giran para entrar al hotel. Echo un vistazo por encima de mi hombro y miro por última vez al cartel.


Puedo hacer esto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario