lunes, 2 de junio de 2014

CAPITULO 198




Paula


A menos de seis días de las Vegas

 
Todavía no puedo superar la pura extravagancia de nuestra habitación.  


Incluso con Luciano, Damian y Vanesa aquí, la suite Skyline Terrace todavía se siente grande y vacía. La suite de 2 pisos es fácilmente de 780 metros cuadrados y está llena con un montón de muebles elegantes. Por qué pago una suite tan grande para solo 2 de nosotros más allá de mí, todos nosotros 5 podemos encajar aquí fácilmente. 

 
Dejo caer mis tacones de aguja negros en los azulejos del baño y ajusto mi vestido ceñido. Vanesa lo trajo para mí para que lo use después de que ella se negó a dejar que me vaya al hotel con el vestido color ciruela que había elegido originalmente. Éste es agradable, si no fuera un poco revelador.  


Paso de lado delante del espejo de cuerpo entero justo fuera del baño y en el dormitorio principal. Ajusto la parte delantera del vestido para evitar que mi pezón se caiga antes de analizar el resto de mi equipo. El dobladillo en la base del vestido se detiene a mitad del muslo y se curva un poco más alto en el medio,dejando al descubierto una gran parte de mis piernas. Me doy la vuelta y mi espalda está completamente expuesta, todo el vestido se mantiene unido por unos finos tirantes unidos a un anillo de metal en el medio de la espalda. Este vestido es el epítome de los vestidos atractivos de club... y totalmente no es mi estilo.  


La puerta de la habitación azota abierta y Pedro se acerca.


 Lo miro,esperándole para que me vea, pero aparentemente piensa que esta solo aquí arriba. Me apoyo contra la pared y le miro a él y su deliciosa espalda desnuda caminando alrededor de la habitación, aparentemente buscando una camiseta.  


Tiró sus ropas por toda la cama cuando llegamos y yo las puse en el armario. Bien podemos instalarnos, este será nuestro hogar por 3 semanas.  


Se detiene y se rasca la parte posterior de su cabeza. 


Sonrío y reprimo una risita. Mirar a alguien tan hermoso como él estar tan genuinamente perplejo es divertido y alerta al corazón.



—Están en el armario —le digo con una risita.

  
Se ajusta para estar de frente a mí y su expresión pasa de sorprendido a…algo más. Conozco esa mirada. He estado en el extremo receptor de la misma desde hace meses,deseo. Puro deseo. La mirada en sus ojos hace que los latidos de mi corazón se incrementen, pero sigo para inclinarme fríamente contra la pared, como si no me estuviera afectando. El inhala y sus músculos se contraen, relajándolos al exhalar.  

—¿Qué paso con el otro vestido? ¿El violeta?


Quiero decirle la diferencia entre violeta y ciruela, pero ¿sabes qué? Es un hombre, nunca lo entenderá. Lavanda, ciruela, malva, para ellos todo es violeta.


—Cambie de opinión. —No le digo que es de Vanesa. Todavía tiene algunos… problemas con sus decisiones—. No te gusta este.


Cabecea lentamente.  

—Y sería un idiota si te dejara salir de la habitación.  

Doy un paso hacia adelante, sintiéndome bastante atrevida. 


No sé lo que es,pero últimamente me gusta desafiar a Pedro y resulta que, con la fuerza suficiente, se derrite como la masilla en las manos. Es un lindo cambio. Siempre es el único para ordenarme alrededor y moldearme como quiera, pero ahora soy yo. Me pregunto si se da cuenta de que él se inclina a mis necesidades. Me pregunto si se da cuenta de que está un infierno mucho más enamorado de mí de lo que piensa.  

¿Cómo lo llamo Luciano? Coño azotado. Eso es. Pedro es un coño azotado, por mí.  

Me paro junto a él, sonriendo. No es una de mis usuales sonrisas. Puedo sentirlo. Es traviesa, atrevida.  


—¿Vas a detenerme?

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