Una sola, caliente lagrima rueda abajo por mi mejilla y la limpio,parpadeando rápidamente. ¿Por qué duele tanto?
—Estúpidas cebollas —sollozo, cortando en cubos la última porción.
Cuando termino, dejo caer el cuchillo y doy golpecitos en mis ojos con mi blusa. Rápidamente saco las cebollas y las dejo caer con el resto de la ensalada antes de lanzarlo todo junto. Tomo el tazón, un par de pinzas, y una pequeña botella de aderezo francés antes de salir por la puerta trasera y al pórtico trasero de Pedro. Es una plataforma de concreto baja y espaciosa rodeada por pequeños arbustos de olor dulce y largas columnas de concreto. Su patio trasero es grande,lleno con pequeños arboles de fruta y enormes macetas terracota. Arriba en la colina en la parte trasera de su gran casa de la piscina con una gran piscina de natación para emparejar.
Ayudar a Luciano con sus cajas tomó horas, pero casi está instalado ahora.
Me encontré con unas cajas que se negó a dejarme abrir por mi propia “inocencia” lo cual Pedro y Vanesa encontraron gracioso. Por supuesto, eso llevo a Luciano y Pedro traer a colación el club de desnudistas y cómo había reaccionado cuando Vivian, la desnudista, se había movido contra mí y chupado mi labio en su boca.
Vanesa protestó el hecho de que nunca había ido a un club de desnudistas con ella,pero creo que la convencí que legítimamente no tenía idea a dónde íbamos.
Afortunadamente, nadie menciono el incidente con Dom y creo que todos los involucrados lo apreciaron.
Miro alrededor del patio trasero. El bajo sol recostado cubría todo en una luz dorada que hace a mi estómago revolotear. A veces, son las cosas simples las que te quitan la respiración.Pedro está en verdad viviendo la vida aquí y me siento mal que tenga que dejar su lugar para visitarme en la casa de mis padres.
Coloco la ensalada en el medio de la mesa y me dejo caer en la silla al otro lado de Vanesa. Aparentemente, Pedro tiene que sentarse a la cabeza de la mesa,justo como papá hacía en la nuestra. Se siente realmente bien… como que estoy en casa. Luciano ignora la ensalada y se lanza directo a su filete, haciendo un gran
espectáculo.
—Hombre, ¡estos filetes son asesinos!
Vanesa frunce el ceño hacia él con una pequeña sonrisa en la esquina de sus labios. Aún no he hablado realmente con ella. No hemos tenido tiempo a solas,pero viéndola esta tarde, diría que ella es cien por ciento feliz con Luciano y él parece feliz con ella. Trato de imaginarlo enojado y controlador, pero no puedo.
Es demasiado relajado y joven para ser tan… difícil. La única cosa extraña sobre ellos era que aun afirmaban que eran solo amigos cuando pensé que estaban planeando en salir después del torneo aficionado de Pedro.
—Te prometo, es legítimamente la mejor cosa que has comido alguna vez — gruñe Luciano, chupando su dedo.
Sujeto mi copa de vino tinto y la llevo a mis labios, tomando un sorbo. La risa del pecho de Pedro atrae la atención de todos y se apoya hacia atrás en su silla, completamente relajado mientras arrastra un dedo índice a lo largo de su labio inferior. Sus ojos oscuros se mueven hacia mí y su boca se curva en una arrogante sonrisa, sin remordimientos.
—No sé sobre eso —dice él.
Vino se atrapa en mi garganta y me ahogo, chisporroteando como una idiota.
—¡Oh vamos, ustedes dos! —gruñe Vanesa—. Estamos comiendo la cena.
Luciano se ríe, lanzando su cabeza hacia atrás y exponiendo una boca llena de comida. Siento mis mejillas arder. Me alegra que alguien esté encontrando esto gracioso. Pedro levanta su vaso de agua hacia mí antes de tomar un bocado y le frunzo el ceño, pero a él no le importa. Dice y hace lo que quiere. No hay censura para él… y tal vez es por eso que me gusta. Es impredecible, emocionante. Mi ceño fruncido rápidamente se convierte en una sonrisa y muerdo mi labio mientras sirvo ensalada en mi plato y la mezclo con mi pollo asado. No puedo enojarme sobre eso, supongo. Fue un cumplido, un cumplido travieso que prefiero que no repita, pero uno sin embargo.
—Relájate, Vanesa —Pedro se ríe, sentándose hacia adelante en su asiento—Mis palabras no tienen nada sobre lo que tú y Luciano estaban haciendo en el suelo de la sala de estar cuando llegamos aquí.
—Quizás no, pero después de la ducha que tú y Paula tomaron, diría que estamos a mano. —Luciano se metió en la conversación con un movimiento de sus cejas.
Genial. Ellos lo escucharon. Pongo abajo mi copa y llevo ensalada a mi boca,haciendo cualquier cosa para prevenir ser arrastrada dentro de la conversación.
Vanesa se ríe, sonriendo ampliamente hacia mí y de repente estoy tratando de no sonreír.
—¿Qué quieres que diga? —le pregunto a través de comida masticada—¿Lo siento?
Ella me muestra sus palmas, reteniendo una sonrisa.
—Nada.
Después de eso, la conversación de la cena fluyo de sucia a más sucia. Todos ellos están hablando sobre cosas que han visto en películas o clubes de desnudistas, no todas atractivas o sexis tampoco. Aquí un hecho interesante que aprendí, la posición sexual favorita de Luciano es “estilo perrito”. Resulta que realmente le gusta dar palmadas en el trasero y tirar del cabello. Vanesa se ríe todo el tiempo, estando de acuerdo con lo que él dijo. Pedro, aun así, se niega a declarar su favorita, afirmando que es fácil de complacer y que todas funcionan bien. Me niego a agregar cualquier preferencia personal a la conversación.Vanesa conoce casi todo sobre mí y me alegra que no haya divulgado ninguno de mis gustos y disgustos en la mesa de comedor.
Cuando Vanesa y Luciano se giran hacia el otro para una rápida sesión de besos, Pedro se inclina cerca de mí.
—Han estado bebiendo desde temprano esta tarde, solo sigue la corriente.
¿Bebiendo desde esta tarde? Ahí está la Vanesa que conozco y am… estoy acostumbrada. Apuñalo la última pieza de pollo con mi tenedor y lo pongo en mi boca antes de dejar caer el tenedor de vuelta a mi plato y empujándolo a un lado.
Mi estómago es pesado y contemplo desabrochar mis pantalones cortos para hacer más espacio para mi comida de bebé.
Tan pronto como termino,Pedro y Luciano se levantan de la mesa y juntan los platos, dejándonos a Vanesa a mí solas. Ella salta de su silla y hace un gesto para que la siga dentro del patio trasero. Me deslizo de mi silla y la sigo. No es hasta que la sigo pasando de la casa de la piscina, dentro del patio de la piscina y ella saca un cigarrillo de su sostén que me doy cuenta que ha venido todo el camino aquí fuera para fumar un cigarrillo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario