Me deslizo en el vestido largo, negro que mamá me compró para el funeral. Se adhiere fuertemente a mis curvas y me siento extraña vistiendo algo como esto para el funeral de mi propio padre. No es nada llamativo o algo así.
No expone mi escote o muestra demasiado, pero es demasiado estrecho, muestra la forma de mi cuerpo y la curva de mi trasero. Mamá quería que papá tuviera un elegante lazo negro, la noche del funeral en una hermosa ceremonia en el cementerio con vista al puerto. Al parecer, mamá y papá solían tener picnics bajo el pequeño roble que es un árbol de roble grande. Cómo podían soportar comer en un cementerio está más allá de mí.
Me arreglo el cabello y lo acomodo, por lo que puedo utilizarlo como una cortina si la necesito.
Me pongo dos pendientes de perlas de clip y escucho un golpe en la puerta. Salgo de mi habitación, pero mamá se precipita por el pasillo delante de mí. ¿A quién estamos esperando en un día como hoy?
Oigo su voz profunda y áspera. Mi cuerpo no es estúpido.
Encuentra la atención en el reconocimiento de la voz inmediatamente. Marcho por el pasillo y veo su hermosa figura de pie delante de mí en un ambiente informal, todo en traje negro. Las caras de Damian y Luciano me sonríen desde detrás de Pedro. Los ojos de Pedro me acarician, obviamente, gustándole mi vestido y si a Pedro le gusta, entonces definitivamente no es algo que debería llevar a un funeral.
―¿Qué estás haciendo aquí? ―le digo, casi sin aliento.
―Pregúntale a tu mamá.
Ella sonríe dulcemente hacia mí.
―Yo los invité. Sé lo importante que eran para tu padre.
Todo el mundo que lo amaba debería estar aquí hoy.
Todo el mundo que lo amaba debería estar aquí hoy.
Mis ojos hacen agua y me apresuro a ella, apretándole contra mí. El hecho de que hiciera algo tan desinteresado en un día como hoy significa más para mí que cualquier otra cosa, y hoy irá mucho más suave debido a ella. Me dirijo a Pedro, limpiándome los ojos con cuidado de no manchar mi maquillaje.
―Se supone que debes estar en Las Vegas.
Se encoge de hombros.
―Entonces iré mañana.
Sostengo mis brazos y él viene a mí. Envuelvo mis brazos alrededor de su cintura. No había oído su voz desde la noche en que hablamos por teléfono. Cada vez que llama, lo echo de menos y cada vez que llamo de vuelta, no responde. Es agotador, pero ahora está aquí y mi día acaba infinitamente de mejorar.
Luciano y Damian dan a Mamá y a mí un ramo de flores. Las azules, rojas, amarillas, rosas y naranjas engranan tan bellamente en su envoltura verde.
Mamá las deja caer en jarrones y las coloca alrededor de la casa.
Luciano y Damian se sientan en el sofá, con una conversación en voz baja mientras yo estoy sentada en el brazo del sillón de papá, inclinándome hacia Pedro. Su pulgar se desliza sobre mi muslo en pequeños círculos y cierro los ojos absorbiendo todo su toque. Otro golpe en la puerta me obliga a abrir los ojos.
―¿A cuántas personas más llamaste? ―le pregunto a mamá mientras corre a la puerta. Cuando se abre, no puedo creerlo.
―¡Agustin! ―chillo, saltando del sillón. Mamá lo aprieta y espero en fila con impaciencia. Ha pasado mucho tiempo desde que vi a mi hermano,demasiado tiempo. Se ve exactamente como lo recuerdo, afeitado cabello oscuro, ojos grandes de color verde brillante y aún mucho más alto que yo.
Él tira de mí hacia él y casi lloro. El verlo trae el impacto de la muerte de nuestro padre. Está tan contento de vernos, pero lleva la misma tristeza en sus ojos como mamá y yo.
―Te he echado mucho de menos ―se queja, me exprime hasta que estoy segura de que me he quedado sin aliento.
Damian, Pedro y Luciano se ponen de pie mientras mi hermano interviene para saludarlos. Agustin se reúne con gente todo el tiempo, así que conversar y ser amable viene fácil para él. Damian y Luciano vuelven a sentarse y a hablar en el sofá, pero mi hermano se cuelga alrededor para charlar con Pedro.
Damian, Pedro y Luciano se ponen de pie mientras mi hermano interviene para saludarlos. Agustin se reúne con gente todo el tiempo, así que conversar y ser amable viene fácil para él. Damian y Luciano vuelven a sentarse y a hablar en el sofá, pero mi hermano se cuelga alrededor para charlar con Pedro.
Doy un paso más cerca de ellos, tratando de espiar la conversación.
Cuando lo logro escucho las excusas de mi propio hermano para ir a vestirse en su habitación. Abro la boca para preguntarle a Pedro lo que pensaba de mi hermano, pero la entrada de mamá en la habitación con una gran bandeja de porción de bocadillos jala mi atención.
Cuando lo logro escucho las excusas de mi propio hermano para ir a vestirse en su habitación. Abro la boca para preguntarle a Pedro lo que pensaba de mi hermano, pero la entrada de mamá en la habitación con una gran bandeja de porción de bocadillos jala mi atención.
―Mamá, nos iremos en quince minutos. Eso es un poco excesivo.
Ella se ríe y es una risa genuina que calienta mis oídos.
―Los chicos se harán cargo de eso, ¿verdad?
Luciano y Damian se sientan adelante, lamiendo sus labios en las frutas,las patatas fritas en rodajas y la salsa. Tener una casa llena es hacer feliz a mamá y me hace feliz. A ella le encanta estar ocupada y si eso hace hoy más fácil para ella, entonces entre más, mejor.
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