Salpicaduras de alimentos y vidrios rebotan en mi piel mientras ella grita, escupiendo y llorando por todas partes.
Nunca he visto algo tan desgarrador en mi vida. Se desliza por el armario, llorando tan fuerte que su cara se vuelve roja. Tiene la boca abierta y los ojos cerrados con fuerza, líneas de saliva están cayendo. Arrastra las piernas hasta el pecho y descansa su cabeza contra ellas.
Doy un paso a través del vidrio y la comida sólo para llegar a ella. Tengo que abrazarla, hacerle saber que estoy aquí para ella. La pongo contra mí y llora en mi hombro. Nunca me he sentido tan impotente como en este momento. No puedo ayudar a mi mamá, ni siquiera puedo ayudarme a mí misma.
―Está bien ―lloro, acariciándole el cabello―. Vamos a estar bien.
Técnicamente, mentí. No tengo ni idea de si vamos a estar bien. No tengo ni idea de lo que deparará el mañana o si esto llegará a ser más fácil, pero ahora, a pesar de que hemos perdido a un miembro importante, seguimos siendo una familia y eso no va a cambiar. El proceso va a ser largo y doloroso, pero sé que vamos a salir de esta. Eso es lo que hacen las familias, ¿no es así? ¿Se ayudan mutuamente en los momentos difíciles?
―Debería ir a la cama ―solloza mamá―. Quiero estar sola.
Se aleja de mí y sube tambaleándose sobre sus pies.
―¿Quieres una ducha?
No me responde y la sigo a su dormitorio, pero no pongo un pie en la puerta antes de que la cierre en mi cara. Apoyo la frente contra la fría madera. Esto va a ser mucho más difícil de lo que pensé que sería… tal vez no debería haber vuelto a casa.
Camino por el pasillo y entro en mi antigua habitación.
Enciendo la luz. Está exactamente como la recuerdo, la cama blanca doble con sábanas rosadas, el tocador blanco y la gran estantería marrón.
Enciendo la luz. Está exactamente como la recuerdo, la cama blanca doble con sábanas rosadas, el tocador blanco y la gran estantería marrón.
No es mucho, pero es familiar. Apago la luz, utilizando la que se filtra desde la calle para guiarme. Saco mi teléfono de mi bolsillo, deslizo mis pantalones fuera y me saco mi camiseta. Las sábanas limpias y frescas me dan la bienvenida cuando me deslizo entre ellas. Esta puede ser mi habitación, pero huele muy fuerte a la casa, que a su vez huele a mamá y papá, no sé, no puedo explicar el olor. Es un olor único de la casa. Huele a casa. A través de mis ojos borrosos puedo desbloquear mi teléfono y ver que
tengo un mensaje de texto de Pedro.
DE: PEDRO.
HORA: 12:36 a.m.
Te extraño…
Lo llamo. Sé que necesita dormir y sé que hablé con él hace unas horas, pero tengo que escuchar su voz. Mi corazón envía un pulso rápido alrededor de mi cuerpo cuando escucho la respuesta de su voz ronca.
―¿Pau?
―Hey. ―Retuerzo un mechón de mi cabello alrededor de mi dedo índice.
―¿Cómo te fue?
Ahí está la pregunta que tenía la esperanza de evitar. Por otra parte, si eso fuera cierto no lo habría llamado. No puedo decírselo. No puedo hablar de eso todavía. Ver a mamá perder el control y descomponerse me mató. Cuando lo imagino en mi mente, mi corazón se rompe de nuevo.
Aspiro temblorosamente, sin saber que he empezado a llorar. Pedro no dice nada más, sólo escucha.
Aspiro temblorosamente, sin saber que he empezado a llorar. Pedro no dice nada más, sólo escucha.
―¿Cómo lo hiciste? ―pregunto, mi voz temblando―. ¿Cómo manejaste ver a tu mamá tan rota?
Lo oigo expulsar un suspiro.
―No lo hice. Me quité, dejándola lidiar con todo por su cuenta.
―Pero tú…
―Trato con eso ahora, pero al principio no pude. Era muy duro para mí. Supongo que por eso me siento responsable de ella…
Dejo que sus palabras se hundan en mí. Pedro se culpa por la adicción al alcohol de su madre, porque no estaba allí para apoyarla cuando lo necesitaba. Tal vez haya sido una buena idea regresar a casa después de todo. ¿Se habría mantenido en la cocina si no lo hubiera hecho? La idea me
aterra.
―¿Cómo estaba tu mamá cuando llegaste a casa? ―me preguntó.
Me estremezco, imaginando su inquietante sonrisa feliz.
―No puedo siquiera… No me creerías si te lo dijera.
―Pruébame.
Revuelvo mi cerebro tratando de pensar en una manera de describir lo que pasó. Fue una locura. Caótico. Rompe corazones.
―Estaba feliz… y yo estaba tan enojada, pero cuando entré, en la cocina, estaba llena de todos los alimentos preferidos de papá y… entonces perdió completamente el control. ―Me trago un sollozo―. N-no puedo…
―La gente tiene diferentes maneras de hacerle frente. Si ella está expresando sus emociones, entonces eso es una buena señal.
Asiento a pesar de que no puede verme.
―Ya te extraño. Es una locura ―dice con una risita. Su voz es baja como si estuviera avergonzado y mi corazón se hincha.
―También te extraño. No debería estar reteniéndote despierto…
Puedo oír la sonrisa en sus labios.
―Esta no es la primera vez que me mantienes despierto sólo en mi cama durante la noche.
Sus palabras hacen que mi estómago haga volteretas.
―Y yo que pensaba que era el único bicho raro que se queda despierta por la noche pensando en ti.
Se ríe.
―Definitivamente no.
Mis párpados se vuelven pesados cuando me acurruco más abajo en mi cama.
―¿Cuándo te veré de nuevo?
―Esta noche. Mañana. Te lo dije, si me necesitas, estaré allí.
―Me refiero a después de haber hecho todo lo que necesitas. Si todo va según lo previsto para ti, ¿cuándo te veré de nuevo?
―En diez días. Estaré en Boston durante dos días más y luego iré a Las Vegas para luchar con Dom. .
―¿Estás nervioso?
Se ríe en voz alta y tengo que alejar el teléfono de mi oído.
―De ninguna manera. Voy a romperlo.
Medio sonrío, medio bostezo.
―Bien.
―¿Vas a ir a ver?
No lo sé… ¿lo haré? No hay nada que me obligue a ver esta vez, pero sé que significaría mucho para Pedro, y para papá, si lo hago.
―Claro, iré a ver. No voy a disfrutarlo, pero iré a ver.
Lo escucho sonreír de nuevo.
―Ya no tienes que jugar ese juego, sé que te gusta verme pelear.
―Verte ir como una tormenta alrededor del ring medio desnudo y verte vencer a alguien con los puños son dos cosas completamente diferentes. Me gusta el primero, no el último.
Su soñolienta risa me hace sonreír.
―Debería irme… No sé qué esperar de mañana, pero probablemente tendrá que ver con los planes para el funeral. Te amo.
―También te amo y recuerda que si me necesitas, para cualquier cosa, sólo debes llamarme. Estoy a sólo dos horas de distancia.
Le aseguro que lo llamaré si lo necesito y nos despedimos.
Tan pronto como cuelgo y me pongo cómoda, me quedo dormida, temiendo el mañana.
Tan pronto como cuelgo y me pongo cómoda, me quedo dormida, temiendo el mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario