miércoles, 30 de abril de 2014

CAPITULO 90



Todavía temblando por mi orgasmo, me pongo de pie y voy a la ducha.

Por suerte, las tres habitaciones tienen baño privado. La habitación de papá tiene una bañera de hidromasaje y una ducha mientras la mía y la de Vanesa solo tienen una ducha y un aseo. Todavía es hermoso y moderno con bancos de caoba profundos y azulejos color chocolate, y no digamos el estado de la ducha con paredes de cristal de arte, pero una bañera habría sido agradable.

Enciendo la luz y entro. Mientras me dirijo a la ducha, atrapo un vislumbre de mí en el espejo y esto me detiene en seco. 

Nunca me he visto tan… satisfecha antes. Los hilos delgados de mi largo cabello chocolate flotan alrededor de mi cabeza y mis mejillas son de color rosa, como si hubieran sido pellizcadas. Sonrío ante mis también brillantes ojos y paso mi mano sobre mi rostro. Podría acostumbrarme a esto.


Doy un paso hacia la ducha y la pongo tan caliente como puedo tolerarla, dejando a las delgadas láminas de fuego golpear a través de mi espalda. Cuando salgo de la ducha estoy tan cansada que solo dormiré. La puerta del baño se abre y apenas puedo distinguir la gran silueta de Pedro a través del cristal empañado. Cuando la puerta de la ducha se abre, el aire frío entra precipitadamente haciendo mis pezones endurecerse al punto máximo. Tiemblo y lo arrastro dentro, rápidamente. En cuanto la puerta se cierra logro calentarme otra vez. Pedro llega alrededor de mí por la esponja de exfoliación y vierte un extraño jabón rosado que huele como pepino y sandía sobre esta.

Sus grandes manos masajean la esponja hasta que ésta echa espuma y luego me gira lejos de él. Jadeo cuando siento su cuerpo mojado, desnudo prensarse contra mi espalda. Enjabona la esponja y sus dedos se arrastran a lo largo de mis hombros mientras él pone mi cabello a un lado. Todavía siento sus dedos sobre mi piel desnuda cuando desaparecen y son substituidos por la almohadilla áspera y cálidas burbujas. La esponja se desliza sobre la base de mi cuello antes de deslizarse en movimientos circulares sobre mis hombros y entre mis omóplatos. Cierro mis ojos cuando la desliza abajo al medio de mi espalda, deteniéndose justo antes de que comience mi trasero.

Pedro arrastra la esponja en rítmicas caricias de vuelta a mi cuello y lo conduce a lo largo de mis brazos. Pronto, siento que la esponja se cae al piso de la ducha y abro mis ojos cuando desliza sus manos jabonosas alrededor de mi cintura. Fácilmente van a la deriva a través de mi estómago y luego debajo de mis pechos. 
Felizmente cierro mis ojos otra vez y descanso mi cabeza contra su pecho. Nunca he sido lavada por alguien más antes y el pensamiento de alguien como Pedro haciéndolo me emociona. Puedo sentir todo mi cuerpo superior enjabonado y limpiado a fondo. Él me retira hacia atrás un poco y el agua lava el jabón de mi cuerpo. Da un paso adelante otra vez y desliza sus manos más abajo, rozando mi muslo interior. Instintivamente, mis ojos se abren y me encuentro con mi propio reflejo en el gran espejo del baño. 
Pedro ha limpiado el vapor del cristal y ni siquiera lo había notado. Mi cabello se adhiere a mi piel, cubriendo la parte izquierda de mi hombro. Siento la subida de calor extra en mis mejillas bajo su mirada y creo que no lo nota.

Estoy ya en un ligero tono de rosado debido al calor del agua. La humedad brilla sobre mi piel a medida que más zarcillos de agua ruedan sobre mi hombro y bajo mi pecho. Pedro está de pie bajo la ducha, dejando a la corriente caliente golpear la parte posterior de su cuello y caer rodando a ambos lados. Sus ojos chocolate están sobre mi rostro mientras sus manos vagan libremente sobre mi piel lisa.

―Eres hermosa ―susurra en mi oído, enviando a un escalofrío hacia abajo por mi espalda.

No puedo evitar la sonrisa que se extiende a través de mis labios.  

―Estas siendo un tonto. ―Me río nerviosamente, colocando mis manos sobre las suyas mientras masajean mi estómago y mis caderas―. Has visto a muchas mujeres desnudas… 
―No como tú. ―Baja su boca a mi cuello y besa mi carne caliente―Nunca como tú.

No hay comentarios:

Publicar un comentario