sábado, 19 de abril de 2014

CAPITULO 53



Paseo fuera de la cocina y voy a la ducha. Me paso más tiempo allí pensando… sobre Pedro en su mayoría. Quiero que seas mía y planeo hacerte mía,pero en este momento no estoy listo. ¿Entonces tiene sentimientos por mí,también? Yo diría que sí. Una sensación de vértigo se eleva en mi pecho y no puedo dejar de sonreír. Puedo ver la borrosa cabeza de Vanesa asomándose a través de la puerta del baño. De alguna manera, el aire frío se abrió camino
hacia la ducha, enviando un escalofrío por mi espalda.
―¿Paula?
―Entra y cierra la puerta.
Ella entra, cierra la puerta y se desliza por la pared. Sus dedos presionan contra el cristal de la ducha.
―¿Ya has tenido sexo con Pedro?  
Frunzo el ceño y fuerzo mis oídos para oírla sobre el agua torrencial.
―No ―respondo con curiosidad―. ¿Por qué?
―Mira, sé que recientemente rompiste con Ramiro y te estás divirtiendo y todo eso, pero creo que Pedro es la última persona con la que debes pasar tiempo.
Estoy sorprendida por sus palabras.
―¿Qué te hace pensar eso?
―Bueno, estoy recordando retazos de ayer por la noche…
Sus palabras envían zarcillos de miedo a través de mi pecho.
―¿Sí?
―Esta chica se acercó a él. Ella afirmaba que durmieron juntos hace unas semanas, cosa que él no negó, y ella estaba realmente tratando de volver, pero él la rechazó fríamente.
Enjabono mi esponja rosa de exfoliación y comienzo a limpiar mis senos y axilas, escuchando cada palabra de lo que dice.
―Fue brutal, Pau. La chica dejó el club llorando.
―¿Sí? ―Poco sabía ella, he sido testigo de dos chicas yendo por Pedro en el gimnasio. Me había ido demasiado temprano para ver lo que sucedió con la morena, pero la rubia dejó el gimnasio llorando. Pedro dijo que no quiere herirme así y le creo. No confío en él, pero le creo―. No tienes que preocuparte, Vane. Sé qué clase de persona es Pedro y tenemos un entendimiento mutuo.  
―Es sólo que no quiero verlo tirarte a un lado como basura si decides que quieres dormir con él, eso es todo.
―Gracias, Vanesa, pero creo que lo tengo cubierto.
Ella sube perezosamente sobre sus pies y sale del cuarto de baño.
Termino de frotar la esponja áspera sobre mi cuerpo,incapaz de librarme de sus palabras en mi mente. No debería molestarme porque ya sé cómo es Pedro, pero qué pasa si ella tiene razón. ¿Qué pasa si no me quiere después de tener sexo? No importa, yo mantengo todo el poder. Me niego a tener sexo con él hasta que esté segura de que es exactamente lo que quiero… si él es exactamente lo que quiero.

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