La puerta cruje un poco cuando la abro y me deslizo a través de ella,encerrándonos en una habitación oscura.
—¿Pau? —susurro, casi tropezando con un montón de ropa al azar mientras hago mi camino hacia la cama—. ¿Estás despierta?
—Yo... creo que sí —bosteza y oigo las sábanas de la cama removerse antes de un grito ahogado y finalmente, una exhalación de alivio—. Mierda —respira—Casi me caí de la cama.
Me río entre dientes.
—Espera, ya voy.
Me inclino hacia adelante con los brazos extendidos, en busca de la cama gigante. Mis dedos rozan el colchón y me empujó hacia adelante hasta que las palmas de mis manos están firmemente plantadas. Enderezo mi postura y jugueteo con mis botones, incapaz de sacarme mis vaqueros lo suficientemente rápido.
Cuando los bajo a mis pies, los pateo hacia algún lugar y me deslizo en la cama. Por mi parte, la tela se mantiene fresca y virgen, pero cuando me deslizo debajo de las mantas y voy hacia Paula, es cálido y acogedor. Extiendo la mano y toco la piel desnuda de su estómago. Se ha quitado su vestido y el pensamiento de ella yaciendo junto a mí en su ropa interior me tiene duro y listo. Mi sangre se acumula en el único lugar que sabe hacerlo cuando está cerca y la presión duele. Me pongo sobre mi costado, enganchando una pierna por encima de la manta y escondiendo mi polla dura. Ella se retuerce hacia delante, empujando su cabeza en el hueco entre mi cuello y hombro, ajena a lo duro que estoy tratando de mantener una parte bastante ansiosa de mi anatomía lejos de ella.
—Dijiste que ibas a decirme todo.
Asiento, besando su oreja.
—Lo hice.
—Entonces, por favor empieza... tú eres el único que puede quitar la sensación de malestar de mi estómago... o empeorarla.
Mi pobre chica. Ha estado tan preocupada todo este tiempo. Tengo que hacer que se sienta mejor. Necesita saber que es la única mujer que amo, la única mujer que he amado y la única que alguna vez amaré.
—Realmente desearía que esta noche no hubiera sido así... quería que te divirtieras.
—Y me divertí —replica—. Hasta que llegamos al club de estriptís. Creo que voy a permanecer lejos de ellos a partir de ahora. Solo parecen arruinar mi noche,no mejorarla.
Ya veo que no hay punto decirlo despacio, directamente por ello entonces.
—La chica era mi hermana.
—¿En el club de striptease? —La incredulidad en su voz es evidente—¿Tu hermana?
—Sí. Maca... resulta que ella es una estríper en el Spearmint Rhino. — Exhalo—. Acaba de salir aquí... le di dinero, con la esperanza de que nunca se quite la ropa por dinero de nuevo.
Paula se aleja de mí y puedo sentirla tratando de descifrar mi expresión en la oscuridad. Cuando se da cuenta de que está demasiado oscuro para ver algo,sus manos vuelan a mi cintura y se presiona contra mí.
—Pensé que…
—No importa lo que hayas pensado —le digo. No quiero escuchar lo poco que piensa de mi lealtad hacia ella y no creo que pueda manejar el oír esas palabras dudosas de su parte en cualquier etapa de nuestra relación. Los niveles de confianza de Paula son naturalmente bajos y supongo que no la culpo. Todos sabemos que Ramiro era un imbécil, con un nombre idiota para arrancar y si tengo que pasar el resto de mi vida ganando su confianza a causa de él, ya tengo que ir empezando. Me gustan los retos y me encantará la expresión de su cara cuando esté en mi lecho de muerte y ella vea que le he sido fiel cada segundo de nuestra relación—. Lo que importa es que está resuelto ahora y estoy aquí contigo.
—¿Voy a conocerla? —pregunta Pau, su voz un poco vacilante. Quiero decirle lo cerca que llegó de conocerla, pero decido no hacerlo.
Me encojo de hombros.
—Tarde o temprano.
—¿Es ella algo como tú?
¿Es Maca como yo? Es dura y con demasiada actitud para su propio bien. Tiene exceso de confianza hasta el punto de ser locamente egoísta y ella…
—Ella es un infierno de parecida a mí —me río, dándome cuenta de lo similares que somos.
—Entonces creo que vamos a llevarnos muy bien.
Sonrío al pensar en Maca y Paula teniendo “tiempo de chicas”, haciendo cosas de chicas como ir de compras y cualquier otra cosa que hagan las mujeres cuando pasan el rato juntas. Conociendo a Maca, será con mimosas y juegos de béisbol o algún festival de música hippie. Paula tendrá sus esfuerzos cortados mientras intenta mantenerse al día con mi hermana. Ella está llena de vida, nunca rechaza una oportunidad y nunca toma un respiro. Creo que Paula apreciará mi estilo de vida mucho más después de experimentar el de Maca.
Cambio el peso de mi cuerpo hacia delante, descansando contra Paula.
—Lo siento por asustarte... y por no hablar contigo. —Tuerzo la punta de mi dedo índice en su cabello, haciendo que los extremos se envuelvan alrededor de mí—. No estoy acostumbrado a expresarme... sería más fácil para mí, pero a veces no puedo. —No sé por qué. No tengo una razón para ser como soy... no todo el mundo tiene una historia de fondo horrible. ¿Necesito una? ¿Necesito tener un pasado horrible de oscuridad para ser como soy? ¿Por qué soy así si crecí bien? No tengo ni puta idea, pero lo que sí sé es romper cosas, maldecir, follar,dar puñetazos, todo eso me ayuda. Me ayuda cuando estoy enojado, triste,ansioso y deprimido. ¿Eso me hace un psicópata, porque no viví un pasado torcido? Mierda. No tengo ni idea.
—No está bien —murmura—. No es sano y deja demasiado margen para la falta de comunicación. Si me hubiera ido esta noche…
Me estremezco por dentro al pensarlo.
—… Porque no hablabas conmigo... ¿qué hubiera pasado entre nosotros? ¿No te parece que una situación como esa infligiría demasiado daño en nuestra relación?
—Pero no me dejaste —le digo, mi voz toma un borde oscuro y frío, a propósito, para hacer un punto. Ella no puede irse, no la dejaré—. ¿Por qué?
—Es muy sencillo, te amo, pero eso no significa que sea invencible a las cosas hirientes que haces. Y es porque te amo que estas cosas me duelen más de lo debido.
Desenredo mi dedo de su cabello y lo arrastro por su espalda y hasta la parte baja de su tibia.
—La última cosa que quiero hacer es hacerte daño, pero hay ciertas formas en que manejo las cosas —confieso—. Cuando estoy enojado, necesito tiempo y espacio. Tengo que sacarlo de mi sistema.
—Entonces sácalas de otra manera, no sé, besándome o algo que no sea lo que haces ahora, cualquier cosa.
—Besar no va a funcionar —le digo—. Necesito algo rápido, sacar la ansiedad y la ira de mi sistema.
Paula se aleja de mí.
—¿Besarme no va a funcionar?
—No. —Y realmente no creo que llegue a hacerlo. Estoy tan acostumbrado a hacerlo a mi manera, es demasiado tarde para intentar algo nuevo.
Sus cálidas manos femeninas se deslizan hasta mi estómago desnudo y mis músculos se contraen cuando sus delicados dedos descansan sobre mi pecho.
—Pero cuando te toco, ¿te sientes mejor?
Un zumbido tranquilizador y fresco se funde a través de mis venas calientes bajo sus dedos.
—Sí, pero eso es cuando me siento ansioso, no excepcionalmente cabreado.
—Vamos a intentarlo.
—Paula, no va a…
—Pedro—responde ella, imitando mi tono—. Hazlo.
—Pero no va a fu…
—Hazlo.
Ella está pinchando mis niveles de frustración y sé que lo está haciendo a propósito. Es terriblemente engreído de su parte pensar que sus labios son la respuesta a todo, pero si quiere que la bese, entonces está bien, voy a besarla con todo lo que tengo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario