Cuando nos detenemos en el camino de entrada de Ramiro las mariposas en mi estómago se han ampliado diez veces y casi lloro. El pensamiento de la vista del rostro de Ramiro cuando le regrese este anillo va a ser horrible,especialmente sabiendo que probablemente gastó mucho dinero en ello.
―¿Quieres que vaya contigo? ―pregunta Pedro, acariciando mi muñeca con su pulgar.
Una pequeña risa se cae de mis labios.
―No, no creo que vayas a ser bien recibido.
―Estamos aquí si nos necesitas ―dice Luciano, metiendo su cabeza entre nuestros asientos otra vez. Y le sonrío.
―Gracias.
Saco la pequeña caja de mi bolsillo y abro la puerta. La casa de Ramiro es muy parecida a la mía. Es un complejo de apartamento con una escalera delantera que conduce directamente a su puerta. Salgo del auto y cierro la puerta detrás de mí. Ramiro aparece en lo alto de la escalera y no hay ningún signo de felicidad en su rostro. Sabía que tendría que haber venido sola. Él mete las manos en el bolsillo delantero de sus vaqueros.
―Por favor, dime que sólo te está dejando.
Niego mientras me acerco a las escaleras.
―Esto no tomará mucho tiempo.
Sus ojos azules me miran ferozmente pasando de mí al auto de Pedro.
Temor rueda por mi estómago cuando escucho dos puertas del auto que se abren y cierran. Doy la vuelta y veo como ellos se apoyan contra el auto esperando a que Ramiro haga algo. Luciano sacude su cabeza ligeramente casi como si dijera “te lo dije”. El rostro de Pedro intimida, incluso para mí. Sus gruesos brazos están cruzados sobre su pecho y sus ojos son oscuros y temerarios.
Trato de darle mi mejor rostro “relajado” y estoy segura de que él sabe lo que quiero decir. Me vuelvo hacia Ramiro que todavía mira a los chicos con mucha repugnancia y odio.
―Olvida que ellos están siquiera aquí ―digo, subiendo la escalera.
Él arrastra sus ojos sobre mi rostro y sonríe hacia mí, mostrando sus hoyuelos.
―Fácil de hacer. ¿Quieres entrar?
―No.
Él casi se estremece.
―¿Por qué no?
le extiendo la caja roja―. No puedo aceptar esto.
Él no la toma.
―Lo compré para ti.
―Lo sé, pero no estamos juntos. Está mal para mí tomarlo.
―Entonces considéralo como un regalo de “quiero que vuelvas”.
Oh muchacho. Esto no va a ser fácil.
―Es hermoso, realmente lo es, pero no lo quiero.
―Paupy, bebé…
―Y tienes que dejar de llamarme bebé. Es inadecuado.
Él levanta su voz, cada vez más enojado y dominante.
―Como la mierda lo es. Fuiste mi novia durante seis años. Me he ganado el derecho de llamarte así.
Me burlo.
―No has ganado una maldita cosa. Fuiste mi novio durante seis años.Yo fui tu novia por dos. Eso fue cuando tú comenzaste a engañarme.
―No creo que haya sido…
―Dos años, Ramiro
Él mira fijamente, esperando que diga o haga algo. La mirada de Ramiro se arrastra sobre mi cabeza a Pedro y luego de regreso a mí.
―¿Y crees que él se interesa por ti?
Casi me río. Pedro realmente se preocupa por mí. He pasado suficiente tiempo con él para saber que lo hace.
―Sí.
―Confía en mí. ―Su mano descansa sobre mi hombro―. Lo he visto con chicas en el Heaven. Él no respeta a las mujeres, Paupy.
¡Ja! Mirando. La. Paja. En. El. Ojo. Ajeno. Me encojo de hombros apartándome de él.
―No sabes una maldita cosa sobre él. Entiendo qué impresión da, pero él es diferente conmigo.
Ramiro mete su labio inferior entre sus dientes, un hábito molesto que he tenido que aguantar los últimos seis años. Para evitar verlo, trato de evitar discutir con él.
buenísimo,me encanto.
ResponderEliminarchau Ramiro !! jajajajajajaj
ResponderEliminar