lunes, 26 de mayo de 2014

CAPITULO 175



Dejo el gimnasio enfurruñada. La cosa buena sobre ser tu propio jefe es que puedes irte cuando quieras. Aunque no creo que Pedro lo aprecie mucho, o quizás estará aliviado que me haya ido.


Estaciono en la entrada de mi mamá y apago mi auto. Me quedo por un momento, pensando sobre Pedro y como está actuando. Estar molesto conmigo porque fui a sus espaldas y me negué a disculparme es una cosa, es casi inofensivo, pero herir físicamente a alguien más para vengarse de mí no está bien y ahora tengo una nueva razón para estar enojada.


Salgo de mi auto y entro a través de la pequeña, puerta de estacas blancas.
Debajo de mis pies, las piedras crujen y rechinan juntas. Me gusta el sonido. Me recuerda a casa… a papá. Saco mi llave de mi bolsillo trasero y desbloqueo la puerta. Incluso si es la casa de mamá, odiaría despertarla si está tomando la siesta. 


Cuando la puerta del frente se abre y entro, ella se mueve en el sofá, pasando un pañuelo por su cara. Rápidamente cierro la puerta tras de mí y camino hacia ella. 


—Lo siento —solloza—. No esperaba que estuvieras en casa tan temprano. 


Me dejo caer en el sofá junto a ella, atrayéndola a mí. Descansa contra mí,dando golpecitos en su cara roja con un pañuelo. Seguido la veo llorar… y nunca se vuelve más fácil. A propósito evado el video hecho en casa reproduciéndose en la televisión y escucho a Agustin y a mi cantar en el fondo. 


—¡Feliz cumpleaños querido papi, feliz cumpleaños a ti!
 
Su joven risa llena mis oídos y mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas.
Nunca pensé escucharlo de nuevo, y es un sonido maravilloso, pero aún es demasiado pronto para mí. No estoy lista para escucharlo, no cuando solo he sido capaz de soportar mirar fotos de él. Trago y mi pecho hipa al presionar mi lengua a mi paladar.


—Lo siento —mamá se disculpa, apagando la televisión—. Pensé que estaría bien verlo para este momento. 

—Papá murió, nunca va a estar bien… y eso está bien. 

Ella envuelve un brazo alrededor de mí y se siente huesuda. Mamá ha perdido mucho peso desde el funeral de papá. Nunca ha sido una chica grande,pero seguro como el infierno que no ha sido tan pequeña como ahora. La sostengo por un rato más. Pienso que casi se ha quedado dormida y antes de que yo me duerma, soy despertada cuando mamá se mueve lejos de mí. 

—¿Estás hambrienta? Tengo burritos de pollo en el refrigerador.

Sofocando un bostezo, niego con la cabeza.

—No pude dormir mucho anoche, así que probablemente voy a echarme una siesta rápida. 

Sus ojos se ensanchan. 

Pedro, es cierto. Lo siento mucho, cariño. Lo olvidé por completo. ¿Cómo está él? ¿Está bien? 

Lamo mi labio inferior para evitar una sonrisa. Para alguien que parece ser tan indiferente con él, está muy preocupada. 

—Él está bien... más que bien. Todavía es tan cabrón como siempre.


—¿Qué pasó? 

No quiero entrar en detalles con mamá, así que le doy la versión más simple,la versión más rápida que puedo. 

Pedro tiene una larga historia con otro luchador y anoche volvió a darle una paliza en el culo. —Pongo mis ojos en blanco involuntariamente y mi madre frunce el ceño. 

—¿No estás feliz? 

—Estoy feliz de que Pedro esté bien... después de que lo vi anoche y se quedó dormido, fui a ver al otro. 

—¿El que hirió a Pedro

Asiento.

—Le dije que teníamos el asunto en la cámara, él perdió la razón, y cuando volví donde Pedro, él estaba enojado y discutimos y luego fuimos a dormir.


Cuando nos despertamos, estábamos todavía enfadados y lo hemos estado toda la mañana. 

Ella pellizca el lóbulo de su oreja y la hermosa perla entre sus dedos pulgar e índice. 

—¿No te disculpaste? 

—¿Pedir disculpas? Mamá, me llamó egoísta.

—Lo dejaste mientras dormía para ir y ver al tipo que lo hirió… eso no es ser exactamente desinteresada. ¿Por qué lo hiciste? 

Me muevo en mi asiento. 

—Porque... —Mi voz suena quejumbrosa y juvenil, y lo odio—. Dom es un idiota y quería hacerle daño como él hirió a Pedro

—No pensaste que quizás a Pedro le habría gustado ser el que derribara a Daniel…


—Dom —le corrijo. 

—Claro... estoy segura de que a Pedro le habría gustado ser el que derribara el mundo de Dom… siendo tan arrogante y engreído como es él. —Mamá reprimió una sonrisa—. Odio decirlo, cariño, pero tú eres quien debe disculparse.

Mi madre del lado de Pedro, ¿quién lo hubiera pensado? Me hundo más abajo en el sofá, al instante me siento como una idiota. 

—¿Cómo sabes cuando tienes razón y ellos no?

Ella ríe, golpeando mi brazo.


—Oh, cariño. Lección número uno sobre los hombres, siempre piensan que tienen la razón... especialmente los tipos luchadores. ¿Quieres salir adelante? No importan los pequeños detalles. Déjalos pensar que ellos tienen razón. Como tu padre, Pedro te va a decir cosas hirientes en un momento u otro, nadie es perfecto.

Incluso los buenos tienen sus momentos, pero al final del día, si pueden hacerte sentir amada más allá de cualquier otra cosa, si te muestran cuánto significas para ellos, entonces las otras cosas son sólo piedras diferentes en un pavimento liso.

Asiento. Nunca pensé mamá pudiera darme alguna vez un consejo con el que estaría de acuerdo. Ella ha crecido mucho desde la muerte de papá. No sé cómo explicarlo. Tenemos conversación sin discutir, conversaciones reales en toda su extensión. No puedo recordar la última vez que hemos estado tan cerca.  

Voy a ver a Pedro a la hora de almuerzo y le pediré disculpas por quitarle la satisfacción de ver a Dom derrumbado. No puedo devolverle eso, pero espero que la disculpa sea suficiente. Mamá deja el sofá y entra en la cocina, permitiéndome recostarme y estirarme. Mis ojos comienzan a pesar y bostezo incontables veces antes de finalmente dormirme.

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