jueves, 8 de mayo de 2014

CAPITULO 116


Nunca respeté más a mi papá que en ese momento. Sabía que le agradaba Pedro, pero no sabía que le confiaba completamente a su única hija y eso significaba más para mí de lo que las palabras podían expresar. Besé a mi papá en su mejilla y Salí de prisa de la habitación de hospital, dejando a mi mamá con un derrotado puchero detrás de mí. El  estrepito de mis zapatos sonó en mis oídos mientras corría a toda velocidad por el pasillo.

―¡No correr! ―me dijo un portero desde detrás, pero lo ignoré. Si me detengo antes de llegar a mi auto podría de mala gana regresar a mi juicio.

Después de ver a Pedro, voy a llamar a Carlos y decirle que necesito algo de tiempo libre porque quiero estar con Pedro. Quiero estar ahí apoyándolo,lluvia o sol, gane o pierda. Si Carlos no me deja… entonces renunciaré porque la vida es muy corta para no tener lo que se quiere.

Cuando piensas en tu infancia o incluso en tu vida la semana pasada,no recuerdas las horas esclavizadas en el trabajo o haciendo cosas que odias.


Recuerdas salir. Recuerdas estar con tus amigos y disfrutar la vida. Quiero mirar atrás en mi vida y no arrepentirme. Si Pedro se vuelve una memoria lejana quiero ser capaz de decir honestamente que me divertí como nunca. 
Carlos puede quitarme mi empleo, pero seguiré viva. Viva. 

Esa es una gran oportunidad y odiaría perderla.

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