Sonrío contra el pecho de Pedro. Tuvimos sexo y fue un millón de veces mejor de lo que alguna vez pensé que podría ser. Ahora sé por qué las chicas se niegan a dejarlo tranquilo después de esto.
Cuando he ganado suficiente aire para hablar, digo:
―Tengo que volver al trabajo en quince minutos, y mi auto está descompuesto, por lo que eres el afortunado, tienes que llevarme de vuelta.
Pedro se burla y juega con las puntas de mi cabello.
―Si fuera por mí nunca volverías allí.
Me siento un poco, para poder ver su rostro. Me mira con ojos serios y coloca sus manos detrás de la cabeza. Los músculos de sus brazos sobresalen hacia afuera y quiero pasar mi lengua por encima de ellos. Quiero memorizar cada bulto y depresión.
―Es un buen jefe, Pedro.
Frunce el ceño.
―Sólo porque quiere meterse en tus pantalones.
―Es cierto, pero incluso si ese no fuera el caso puedo decir que es una buena persona.
Se encoge de hombros.
―¿Cómo llegaste al trabajo esta mañana? ―Su cambio de tema no fue para nada sutil.
―Bueno, iba a tomar un taxi, pero Ramiro me llevó en su lugar.
Las cejas de Pedro se profundizan ante el nombre de Ramiro.
―¿Lo llamaste?
―No, él apareció de forma inesperada. ―Mi mente cae sobre todas las cosas que Ramiro dijo y creo que ahora es un momento tan bueno como cualquier otro para preguntarle al respecto―. Los vio anoche en Heaven’s…
te estabas besando con la chica morena del gimnasio.
Necesito de toda mi fuerza para mantener mi cara neutra y no asumir.
Espero una mirada de sorpresa o al menos los ojos bien abiertos, pero lo único que consigo es una risa que retumba en el pecho de Pedro.
―¿Te dijo que me estaba besando con ella?
Asiento.
―No. Ella se lanzó sobre mí y le dije a dónde ir. Entonces Vanesa me golpeó por tratar a Lorena como una mierda. ―Sacude la cabeza―. No puedo ganar.
La morena con las tetas falsas se llama Lorena… Odio eso, pero le creo cuando dice que no la besó él primero. No sé qué haría si dijera que la había besado primero.
―Vanesa sí que habla mucho cuando está borracha―añade.
―Sí, le dijo todo a Ramiro… él sabe que no estamos juntos y me quiere de vuelta.
Los ojos oscuros de Pedro queman en los míos y parece casi enojado.
―¿Y qué le dijiste?
Miro alrededor y a su cuerpo desnudo, como si fuera obvio.
―Acabamos de tener sexo, por supuesto que mi respuesta fue no.
La cara tensa de Pedro se funde en una sonrisa de exceso de confianza y me tira encima de él.
―Bien, porque creo que quiero repetir.
Su lengua se abre camino entre mis labios y masajeo la suya con la mía antes de alejarme.
―No puedo. Tengo que ir a trabajar.
Me deslizo de la cama y me pongo toda la ropa de nuevo antes de agarrar mi teléfono de mi bolsillo y revisar la pantalla. Tengo una llamada perdida del trabajo. La pongo en mi oído y la escucho.
―Hola, Paula―murmura la voz deprimida de Carlos―. Cerré el trabajo temprano. Nos veremos de nuevo la semana que viene… lo siento,por lo de hoy. Sólo me tomó por sorpresa. Adiós.
―Hm ―resoplo, bajándolo de mi oreja y cerrando la tapa de mi teléfono en la palma de mi mano―. Carlos cerró la oficina.
No puedo dejar de sentirme mal. Es mi culpa… Pedro se estira en la cama y tira del borde de mi vestido, atrayéndome más cerca. Su boca se curva en una deliciosa sonrisa y sus ojos danzan con indecente entusiasmo.
―Qué suerte la mía.
Muyyyy buena la nove..
ResponderEliminarwow buenísimos los capítulos,me encantaron!!!
ResponderEliminarMuy buenos capítulos! Me encantaron! y al fianal cedieron!
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