lunes, 27 de octubre de 2014

CAPITULO 235



PEDRO



Las bases de abrigo de mis pies se enfriaron a medida que tocaba el hormigón frío debajo de mí. Camino rápido y decidido por el pasillo hacia las enormes puertas dobles delante de mí. Mi mirada cae sobre el lema de la MMAC pintado en la parte posterior de la puerta. Sé fuerte. Sé inteligente. Sé bueno. Era fuerte, inteligente y muy bueno cuando peleé contra Moset.


¿Ahora? Ahora estoy enojado, soy vengativo, y tengo hambre. Sacudo mis brazos mientras brinco de puntillas y muevo mi cabeza de lado a lado. Me siento caliente. Todo mi cuerpo está iluminado por un fuego que nunca he sentido antes.


Mi pecho no está pesado como suele serlo antes de una pelea, porque esta vez peleo por mí mismo. No voy a pelear para impresionar a mi padre ni por mi posición en el MMAC. Al carajo ambos. Estoy harto de tratar de impresionar a la
gente. Estoy harto de darles todo lo que tengo solo para que me sea echado en cara. Esta vez esta pelea, es por mí.


―Tienes este, nene ―ronronea Paula en mi oído, sacándome de mis pensamientos―. Esta es tu pelea.


Giro la cabeza y veo su hermoso rostro. Sus ojos verdes brillan con amor por mí y sé que gane o pierda, ella me estará esperando, justo donde la dejé. Pone mi protector bucal en mis labios y abro mi boca mientras lo empuja dentro. A medida que mis labios se cierran alrededor del protector, le beso la punta de los dedos, haciéndola reír y sonreír... mis dos cosas favoritas.


Sonrío para mis adentros antes de alejar mi mente de Paula y de nuevo a la pelea. Dom Russell. Toda nuestra relación ha llevado a esto. Empezó conmigo tirándome a su novia y termina ahora conmigo golpeándolo a palos en la jaula.


No tendrá misericordia de mí.


Oigo al locutor decir mi nombre y las puertas delante de mí se abren. Miles y miles de personas comienzan a gritar y las miro, arrastrando mi mirada sobre la enorme arena. Oír que me aclaman envía un crepitar de electricidad a mi cuerpo y muevo los dientes en mi protector, luchando contra un escalofrío que amenaza mi espina.


Vivo para esto.


He trabajado duro para esto.


―¿Qué estás esperando? Sal ahí ―grita Damian en mi oído, pero lo ignoro y sigo viendo la multitud, completamente clavado.


Paula apoya la palma de su mano contra la mía y eso es todo el empujón que necesito. Agarro su mano y la arrastro a mi lado. Siento sus dedos nerviosamente apretarse en los míos mientras tiro de ella por pasillos estrechos y en medio de una multitud de personas.


Se estiran por mí, los hombres golpean mi espalda y las mujeres arrastran sus dedos por mi cabello mientras paso. 


Sintiendo la tensión de Paula, la tiro cerca, pasando un brazo alrededor de su cintura y mentalmente declarándole la guerra a cualquiera que la toque.


No veo a Dom, quien espera en la jaula por mí. En cambio, mantengo mis ojos en mi esquina. Puedo sentir sus ojos en mí, analizándome. Sé lo que está pensando y sé que se siente arrogante. Ha pasado los últimos meses diciéndose lo grande que es, con su campo de entrenamiento.


Se le ha dicho que va a ganar, que me va a destruir por completo. El problema es que para hacerlo, solo uno de nosotros puede llegar a la cima. Por desgracia para él, Damian nunca me ha mentido un día en mi vida, así que sé lo que tengo en la puta bolsa.


Mi sangre me canta. Está entusiasmada y lista para funcionar. Mis músculos se contraen y se retraen en propio acuerdo, escuchando solo mi venganza. Al segundo en que suene la campana, no tendré ningún control sobre mis acciones y si él termina muerto o vivo al final no me concierne.


Antes de darme cuenta, bruscamente beso a Paula en la boca, tiro mi sudadera por encima de mi cabeza y la lanzo al suelo. Le muestro al árbitro mis guantes y protector bucal, obligado a subir los escalones, y entro en la jaula antes de que Luciano y Damian siquiera me puedan tocar.


En la jaula, no hago una demostración de ello. Me voy a mi rincón, de pie allí, y finalmente levanto la mirada hacia Dom. 


Él me devuelve la mirada con esa pequeña contracción de suficiencia en sus labios y no puedo esperar a golpear
limpiamente su cara.


El locutor hace las introducciones y recita una enorme lista de patrocinadores. No oigo nada de eso. Toda mi atención se centra en el cobarde hombre que amenaza todo por lo que he trabajado tan duro. Cada segundo que pasa me pongo más y más ansioso.


Empiezo a caminar unos pasos a la izquierda y luego unos pocos pasos a la derecha. Mis dedos se aprietan y aflojan involuntariamente, puedo oír a Damian y a Luciano en mi esquina diciéndome que salga de mi propia cabeza, para no dejar que Dom me afecte. No puedo. Mi odio hacia él está consumiéndome centímetro a centímetro.


Pedro ―La voz de Paula se filtra en mis oídos sobre el rugido de la multitud y ahoga a Luciano y a Damian.


Me vuelvo hacia ella. Está arriba en el ring, sus delgados dedos están enganchados alrededor de la jaula, y tan pronto como mis ojos se encuentran con los suyos, mi ansiedad se aleja flotando.


―Estás en control ―me dice mientras me acerco a ella―. Él te subestima.
Piensa que eres un chico estúpido que no representa ninguna amenaza. ―Sus carnosos labios rosados se doblan en una atractiva, oscura sonrisa, la clase de oscuridad que solo veo en ella cuando estamos a unos segundos de follar―. Muéstrale lo peligroso que eres. Eres más fuerte que él en todos los sentidos y quiero que lo pruebes.


Agarro la jaula y pongo mi cara cerca de la de ella. Nuestros labios apenas se rozan a través de los enlaces, y si mi sangre no estuviera ya hirviendo y corriendo por mis venas, estoy seguro de que se hubiera reunido en mi pene, lo cual hace difícil que todos lo vean.


―¿Quieres que lo lastime? ―le pregunto, deseando desesperadamente que asienta.


En cambio, ella niega y siento el desafío crecer en mi pecho. 

Nada puede detenerme de poner a Dom en su lugar, ni siquiera Paula.


―Quiero que lo destruyas ―susurra.


Bueno, que me condenen. Nunca pensé que vería el día en que Paula me animaría a golpear jodidamente a alguien. 


Supongo que la contagié en más de un sentido. Engancho un dedo por un enlace de la jaula, apenas logrando atrapar el cuello de su camisa “PEDRO”. Tiro de ella hacia delante, cerrando la pequeña brecha entre nuestros labios.


Muevo mi lengua contra su labio inferior, pero ella se niega a abrir la boca.


Es muy tímida para besarme en televisión, que lindo. Chupo su labio inferior en mi boca y lo muerdo. Como lo había planeado, ella abre su boca con un grito ahogado y me permite unos roces rápidos y hambrientos de su lengua. Ella tira hacia atrás, jadeando.


―¿Ganarás por mí?


Le sonrío.


―Con mucho gusto.

3 comentarios:

  1. Tuve q releer algunos caps xq no me acordaba pero enseguida enganché. Buenísimos los 2 caps.

    ResponderEliminar
  2. wow buenísimo!!! Seguí subiendo!!!

    ResponderEliminar
  3. Muy buen comienzo! Yo también tuve q releer un poco, pero la recordé enseguida! Ojalá q le gane a ese tramposo!

    ResponderEliminar