Una vez que pasamos la recepción y ellos nos registran más de un par de veces para asegurarse de que no estamos tratando de pasar de contrabando nada,una enfermera nos lleva hasta las amplias salas y a través de lujosas áreas de descanso. Todo parece ser de un blanco brillante adornado con dorado. Todo el trabajo en piedra es de mármol y las luces son bajos candelabros de cristal. Este lugar es más como un hotel seis estrellas que un centro de recuperación de alcohólicos. La enfermera da vuelta a una esquina y seguimos. Los uniformes de aquí no son batas de médicos en varios colores de azul, sino más atuendo de oficina, ajustados vestidos de negocios y lujosos tacones demasiado altos. Por desgracia, yo encajo bien aquí.
La enfermera se detiene ante una puerta y de repente un tornado de nervios barre a través de mí. Odio no saber lo que hay al otro lado de la puerta. Esto puede girar en ambos sentidos. O esto va a hacer que este viaje valga la pena o va a ser una completa pérdida de tiempo.
La bonita enfermera rubia se vuelve hacia nosotros.
—Atención, ella tiene un poco de mal humor esta mañana.
Genial. Lamo mis labios en un intento para humedecer la sequedad nerviosa que se ha apoderado de ellos, no ayuda. Con un gesto amable, nos deja solos en la puerta. Me muevo más cerca de Pedro, permitiendo que mi dedo se deslice sobre el dorso de su muñeca.
—Voy a esperar aquí por ti. —Me aparto de él, sintiéndome un poco aliviada de que no tenga que ir allí con Julia, casi me evado de esto también, hasta que la mano dura, fuerte de Pedro envuelve la mía y me jala de nuevo hacia él.
—Te quiero conmigo —dice él en voz baja mientras me aplasta contra su pecho. Es bajo y agresivo, golpeando todos los acordes correctos—. No me hagas enfrentarla solo.
—Pedro, ella es tu mad…
—Yo no te lo estoy pidiendo,Pau. Te necesito en la habitación conmigo.
Su cara... ni siquiera puedo soportarlo. Es dulce y exigente todo a la vez.
¿Cómo puede mi cerebro competir contra mi corazón? Mi cerebro sabe que es mejor para Julia, y para mí misma, si no estoy ahí contaminando su reencuentro, pero mi corazón sabe que debo estar ahí para apoyar a Pedro,
independientemente de cuan incómoda me sienta.
Asiento con la cabeza en acuerdo y él me sostiene más cerca por un poco más de tiempo. Tiempo y espacio se alejan mientras me sostiene con su mirada. El edificio podría estar en llamas en este momento, las alarmas podrían estar a todo volumen, los aspersores volando y no tendría ninguna idea. Estaría completamente ajena a todo lo que no sea Pedro. Sus manos circundan mi cintura y mi vista cae a sus labios mientras él los baja a los míos. Siento su respiración en mi rostro mientras dolorosamente elimina la distancia entre nuestras bocas. Mis labios están separados para el momento en que su mirada baja a la mía y antes de que se sellen con fuerza, su cuerpo se pone rígido y él vuelve su cabeza, alejando sus labios pulposos de mí.
Parpadeo rápidamente, sintiendo como si hubiera acabado de salir de algún control mental, loco y lleno de lujuria. Yo estaba demasiado consumida por Pedro para oír la puerta de Julia abrirse y cuando giro mi cabeza, me encuentro con los ojos oscuros, color café expreso, que pertenecen a una madre enojada.
Parpadeo rápidamente, sintiendo como si hubiera acabado de salir de algún control mental, loco y lleno de lujuria. Yo estaba demasiado consumida por Pedro para oír la puerta de Julia abrirse y cuando giro mi cabeza, me encuentro con los ojos oscuros, color café expreso, que pertenecen a una madre enojada.
Pedro cambia su peso y me apartó de él, enderezando mi camisa y falda.
Siento que mi cara se enciende y me aclaro la garganta. No hay rastro de vergüenza en las facciones de Pedro y me pregunto, si a él realmente le importa que fuéramos sorprendidos por su madre fuera de su puerta.
Hay un largo silencio y mi mirada vacila entre los dos. Ellos se miran entre sí en algún silencioso enfrentamiento, por lo menos ahora sé de dónde lo sacó. El silencio no duró mucho, y es rápidamente roto cuando la mano de Julia se dispara y abofetea a Pedro a través de la cara. Jadeo y mis manos vuelan hasta cubrir mi boca. Él apenas se ve afectado por la bofetada y sigue observando a su madre. El pelo se eriza sobre la superficie de mi cuerpo y todo mi sistema se inunda con sorpresa e ira.
¿Qué carajos?
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