sábado, 10 de mayo de 2014

CAPITULO 122



 Ese no es el caso. Polaris es un club de striptease. ¿Cómo diablos no vi venir esto? Pedro me empuja más en el club mientras observo torpemente a las mujeres bailando en los postes y los hombres en las cabinas. Quiero decir, es sin duda el mejor club de striptease que he visto, corrección, club de caballeros como dice Damian, pero eso no me hace sentir menos incómoda.

Toco los orificios de los botones de mi blusa de seda blanca, nerviosamente,mientras Pedro coloca su mano en mi espalda y me escolta a un gran espacio al otro lado de la habitación. 

Tan pronto como nos sentamos, una mujer en topless con tetas falsas camina casualmente hacia nosotros. Su falda es corta y a cuadros, apenas cubriendo sus nalgas. Sus pezones están duros y apuntando directamente a mi cara. 

Me pregunto si tiene frío. Se presenta como Vivian y se inclina para ajustar una de sus medias hasta la rodilla, mientras sus pechos se apoyan en la mesa. Los chicos están babeando absolutamente y cuando se endereza le lanzan sus pedidos de bebidas. 

―¿Algo para ti, cariño? ―me pregunta. Su voz es alta y almibarada.  

―No, gracias ―respondo, sin poder mirarla a la cara. Estoy tan fuera de mi zona de comodidad que esto incluso no es divertido.

―Eso no es divertido ―responde, haciendo un mohín con sus labios rojo cereza excesivamente brillantes. Da un paso más cerca, y se agacha. Sus pechos rozan mi brazo y una punzada de nauseabunda vergüenza rueda a través de mi estómago―. Voy a tener que mostrarte un buen momento de otra manera. 

―Ah…

A mi lado Pedro se ríe, haciendo que el calor se filtre en mis mejillas.

―Estoy bien.

Su cálido y suave pulgar roza mi mejilla. 
 
―Cuando vayamos a hacerlo, déjamelo saber, cariño.

Sus ojos oscuros caen sobre Pedro. 

―¿Y tú, guapo? ¿Puedo ofrecerte algo?  
Él le habla con tanta indiferencia como si ella no estuviera en topless y frotando sus tetas en mi brazo. 
 
―No. Estoy bien. 
Con un asentimiento rápido, Vivian se encamina al bar y estoy agradecida de pronto de que mi papá no esté aquí. Lo que habría hecho de este momento único, el más embarazoso de mi vida.  
―¿Nunca has estado en un club de striptease antes? ―dice Luciano desde el otro lado de la cabina. Su cabello está peinado en un revoltijo de puntas en la parte superior de su cabeza y me está sonriendo como si fuera algún extraño cangrejo ermitaño.  
―No… nunca he sentido la necesidad de hacerlo. 
Pedro me mira, muy divertido y está sonriendo con esa amplia sonrisa que me gusta tanto.  

―¿Qué? ―le digo―. ¿Soy tan rara?  
―No. ―Engancha su brazo alrededor de mi cuello y lleva sus labios a los míos―. Eres buena.

Sólo nosotros entendemos el doble sentido de esa palabra. 

Cuando Vivian vuelve con nuestras bebidas,Luciano nos arrastra a todos desde la cabina y otra vez a los elegantes salones frente al gran escenario. El piso está iluminado con luces blancas y tres chicas bailan lentamente con la música, sacudiéndose y meneando todo.

―¿Quién de ustedes está listo para un buen momento? ―Vivian se ríe,inclinándose sobre nuestra mesa. 
Sus ojos parpadean sin dudar entre Pedro y Luciano. 

Realmente no sé cómo voy a manejar que Pedro o Luciano consigan un baile de regazo. Voy a tener que decirle a Vanesa… código de chica y todo eso y tal vez a ella no le
importe.

Luciano le entrega el dinero y mueve sus cejas hacia mí. Lo miro, confundida por su gesto. Una vez más, Pedro se está riendo a mi lado mientras Vivian pone su mirada en mí. Hay una seductora sonrisa en sus labios rojos y se inclina justo hasta mi oreja.  
―Sólo relájate ―dice ella en voz baja.

Inmediatamente, me pongo rígida y miro con los ojos abiertos cómo las mejillas de su  trasero se restriegan contra mi regazo. Luciano y todos los demás, incluyendo a Pedro, están teniendo el momento de su vida observando y riéndose de mi expresión asustada. Esto no está pasando justo ahora. ¿Qué debo hacer? ¿Cuánto tiempo dura esto? ¿Cuándo va a parar?, las preguntas llenan mi mente una tras otra y estoy demasiado temerosa para expresarlas. Ella presiona su espalda contra mi pecho y frota sus manos alrededor de mi cuello. Trago saliva, manteniendo mis manos cerradas en puño a mi lado. No me gusta esto. Esto no es divertido… no para mí. Se vuelve hacia mí, frotando sus duros pechos contra los míos. Miro a Pedro,  
quien aún está sonriendo.

Pedro… ―le digo, dándole mi mejor expresión de “maldita sea sácame de aquí”. Él asiente y se mueve hacia mí, pero es demasiado tarde para detenerla cuando ella lleva sus labios a los míos y chupa mi labio inferior en su boca. Yo jadeo. ¿Qué carajo? ¿A las desnudistas les está permitido siquiera hacer eso? ¿Cuánto le dio Luciano? Instintivamente, me salgo de debajo de ella y mis manos vuelan hasta cubrir mi boca. Ella sonríe inocentemente hacia mí y Luciano, y el resto del equipo, agarra sus costados muertos de la risa. 

Seguí con esto tanto como pude, pero una línea ha sido
cruzada y quiero ir a casa.

―Bueno, bueno, bueno. ―Una voz profunda, y que eriza la piel, ríe desde atrás. Una mano pesada se planta en mi cadera, tirando de mí hacia atrás ligeramente. Yo lanzo mi cuello hacia un lado, viendo inmediatamente la cabeza calva y la mandíbula desaliñada de Dom―. Eso fue un buen espectáculo. No me importaría ver otro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario