jueves, 24 de abril de 2014

CAPITULO 71



Ahora que he cedido por él, he terminado de hablar. Quiero ser física.
Puedo sentir mi interior pulsando con necesidad y curvo mis dedos bajo el dobladillo de su ropa interior. Tiró de ellos un poco, haciéndole saber exactamente lo que quiero. Al instante, lo siento ponerse duro y apuntalarse hacia mí. Deseo caliente quema a través de mí, pero Pedro parece más reservado. Toma mis manos de su ropa interior,mientras gruñe.  

―No puedo.   

Estoy desconcertada.  

―¿No puedes?  

―Tengo una pelea por delante y no suelo tener sexo antes de una pelea. Ayuda a mis niveles.

―Tuvimos relaciones sexuales ayer. No creo que un día vaya a hacer diferencia.  

―Lo sé, ayer me olvidé por completo. Estaba demasiado excitado y estabas tan segura y… ―Exhala―. Damian me mataría si se enterara.  

―¿Tienes que informarle sobre tus aventuras sexuales?  

―Cerca de las peleas, sí. No estoy de acuerdo en que el sexo cambie la manera en que peleo, pero hasta que me haga profesional, él quiere que esté comprometido con la forma en que hago las cosas. Lamentablemente, fue
jodidamente mucho más fácil antes de conocerte.

―Bueno, eso apesta. ―Hago pucheros. 

Sus manos se deslizan sobre mis pechos, haciéndome estremecer antes de que él atrape a sus manos debajo de su almohada.

―No tienes ni idea. 
 
Dado que el sexo no está en el menú, cambio mi posición y presiono mi espalda contra el pecho de Pedro. Cierro mis ojos, haciendo caso omiso de la necesidad que late entre mis muslos. Al parecer tengo que esperar. Si no me hubiera provocado toda la noche con su toque y sus besos estaría bien en este momento. Mis párpados se vuelven pesados y cuando el sueño está a punto de llevarme, claramente escucho gemidos. Pedro y yo nos levantamos al mismo tiempo, forzando a nuestros oídos para escuchar si viene desde la sala de estar o de la habitación de al lado. A través de la delgada pared, oigo a Luciano gemir el nombre de Vanesa y su gemido en respuesta. ¡OH DIOS MÍO! ¡Mi pobre sofá! No creo que se den cuenta de lo ruidosos que están siendo.  

Pump.Pump. Pump. Pump.Pump. 
Los golpes y los gemidos continúan durante mucho tiempo, impidiéndome conciliar el sueño. Después de veinte minutos Pedro consigue dormirse. Parece acostumbrado a los ruidos fuera de lugar. Yo no. Me recuesto despierta hasta que el sol apenas se filtra por los bordes de la cortina. Horas. Estoy segura de que follaron por horas y ahora los dos están satisfechos y durmiendo. Mientras tanto, todavía estoy despierta, aún frustrada sexualmente y me voy a Concord esta noche.

Genial.

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