jueves, 10 de abril de 2014

CAPITULO 25



Lux´s Lounge Bar tiene la misma atmósfera de ayer por la noche. Me pregunto cuántas personas tienen que trabajar mañana y si vienen a menudo. 

Son apenas las nueve y media y ya me siento como para terminar la noche. 

Vanesa me hace pasar hacia la barra e inmediatamente dos chicos nos compran una bebida. Vanesa se pone su mejor cara de “Oh, mi Dios, no estaba esperando eso” y me escondo detrás de ella mientras coquetea. 

No estoy para chicos esta noche. La discusión con Pedro esta tarde ha tomado toda mi energía y los chicos están definitivamente muy, muy atrás en mi mente. 

Parecen estar en el frente de la mente de Vanesa esta noche, sin embargo, y no me importa ser su compañera de ala mientras entra en acción y se encuentra un tipo rico agradable. 

―Poseo un bufete de abogados ―le dice a uno de los hombres y da lengüetazos como un cachorro.

Tiene el cabello oscuro que se asienta en ondas en su frente y estoy molesta por la cantidad de veces que chasquea la cabeza para moverlo.

Puedo decir desde el principio que este chico no tiene dinero, pero casi puedo garantizar que utiliza el de su padre.
―Oh, ¿en serio? Yo trabajo en la industria farmacéutica.
Mentira. Su padre trabaja en la industria farmacéutica. 
Sonrío para mis adentros. Lo estoy haciendo de nuevo, juzgar a las personas. No puedo evitarlo. 
―Drogas, me gusta. ―Vanesa se ríe y me da un empujón con su codo. 
No tengo idea de lo que significa y lo que se supone que tengo que hacer.

¿Tengo que decir algo para alentarla o quiere que me vaya?
Sus ojos verdes parpadean de reojo en mí y me encojo de hombros. 
Nunca declare ser un buen compañero de ala. 
―Paula es mi recepcionista. ―Ella insinúa.
Oh. Correcto. Me lanzo en su discusión.  

―Vanesa trabaja duro, pero al final del día le encanta jugar. ―Me siento miserable sólo diciendo eso.  
―Me gusta jugar, también. ―Él me guiña el ojo, “subconscientemente” dando golpecitos en el vidrio de su Rolex y me muerdo el labio, luchando contra el impulso de burlarme y arrastrar a Vanesa lejos de él―. Esto podría estar un poco fuera de lugar, pero están las dos interesadas en un…

Me doy la vuelta tan rápido como puedo y me largo de allí.

Un trío no está definitivamente en la agenda de esta noche y sé que eso es exactamente lo que busca. Ha estado tratando de encantarnos a ambas, toda la noche. 
La última vez que Ramiro y yo nos separamos y Vanesa me arrastró a los clubs, se encontró con un chico caliente y era su "cumpleaños". 

Él quería un trío en el que Vanesa estaba totalmente dentro. 

“Somos amigas que se conocen desde siempre. No va a ser incómodo. Veo tus tetas y vag todo el tiempo” me dijo. Mi respuesta fue un: ¡JODER NO! 
No sé por qué. Vanesa es preciosa, limpia y todo lo demás, pero no es algo en lo que esté dentro, en absoluto. El solo pensamiento me hace marearme. Camino hacia la barra y coloco mi vaso vacío. 
Mis ojos se sienten pesados y quiero ir a casa. Echo un vistazo por encima del hombro a Vanesa y la mierda mimada. Están enrollándose…enrollándose explícitamente.
―¿Qué puedo hacer por ti? ―pregunta la camarera, arrastrando mi atención a ella.

Su cabello oscuro está recogido en una coleta alta en la parte superior de la cabeza y es lo suficientemente largo para caer en cascada sobre sus hombros. Su camisa apenas cubre su cintura y tiene un punto negro por encima de su labio superior. 

Estaba teniendo un mal rato tratando de decidir si se trata de un piercing o un lunar. Me quedo mirando y me inclino más cerca. Ella se ve incómoda, pero no deja caer la sonrisa de sus labios. 
Parpadeo un par de veces mientras ella se tambalea a un lado brevemente. 

―Uh, nada… ―contesto, sentándome en un taburete de la barra―Creo que he bebido demasiado.  

Gracioso. No creo que haya tenido mucho para beber. Mis ojos se giran y giran en sus órbitas, y pronto ya no puedo decir qué lado es arriba.

―Paula, nosotros vamos… ¿Paula? ―Las manos de Vanesa me agarran y me apoyo en ella. Su pecho es suave y cálido contra mi mejilla.

―No me siento muy bien ―mascullo. 

―Mierda... Está bien. Vamos a llevarte a casa. 
 
La oigo discutir con el camarero antes de apoyar la mayoría de mi peso sobre su pequeño cuerpo. 

Ella despide al hombre con el que estaba hablando y pronto el aire de la noche golpea mi cara. Mi cabeza se aclara un poco y después de unos minutos, el cuero fresco del asiento de un taxi me sostiene mientras cálidas manos acarician mi rostro. 

No tengo idea de qué diablos está pasando y estoy asustada. Mi pecho se siente lleno y no puedo respirar.
―Está bien ―dice Vanesa un par de veces una y otra vez hasta que me saca del coche. Las líneas del mundo son borrosas, pero reconozco el retraso en un sensor de luz. 

Estoy en casa.

Me desconecto hasta que el agua tibia golpea mi espalda. Mis ojos se disparan abiertos, pero todo está aún confuso.
―Vamos,Pau, no te duermas. 
 
Estoy sentada en una silla de plástico encorvada en la ducha y Vanesa está al teléfono junto a mí.

―¡Pon al gerente en el maldito teléfono! ―espeta.

Le ayudo a sacarme de la ducha y me apoyo en la pared mientras seca mi cuerpo con una toalla. 

Ella está en espera. Odia estar en espera. Vanesa medio me empuja,medio me carga desde el cuarto de baño y me deja caer sobre mi cama. 

Desnuda, me mete bajo las sábanas. 

―¡Jeremias, vete a la mierda! ―Ella gruñe en su teléfono―. Necesitas elevar el nivel de tus controles de seguridad.  

Me desvanezco y luego despierto de nuevo. 

―Mi amiga fue drogada esta noche. No lo sé, de alguna manera. ¡Sí,estoy segura! ¡Ella es un jodido desastre!

Sigue gritando, pero no puedo oírla más. 
Poco a poco, mis ojos se cierran y me siento como recostada en una hamaca que alguien ha empujado y dejado dar 
vueltas conmigo aún en su interior. 

Poco a poco, me quedo dormida y estoy feliz, el día de hoy 
va a terminar pronto. 
Eventualmente,toda esta semana habrá terminado y me 
alegro porque no he hecho más que patearme mientras 
estoy derribada… luego, de nuevo, tal vez lo pedí. 

Tengo el hábito de hacer cosas tontas cuando no debería. 

Esta semana se supone que fuera un período de duelo, ¿no es así? Tengo la intención de superar a mi novio de seis 
años, pero en cambio, me encuentro desesperadamente pasando el rato y pensando más en Pedro que en Ramiro. Hay algo seriamente mal conmigo… y no me importa.

Lo dije en serio cuando le dije a Ramiro que no lo he amado desde hace mucho tiempo. 

Si estoy siendo honesta, estoy más molesta por la pérdida 
de tiempo que por la propia ruptura.¿Eso me hace una malapersona?
¿Es horrible para mí sentirse libre? Porque lo soy…
Soy libre.


No hay comentarios:

Publicar un comentario